Alberto Alvarez testificó ante el juez que revisa antecedentes del caso.
Según su relato, los hijos del artista vieron a su padre tirado en la cama con los ojos abiertos.
Un guardaespaldas declaró que el médico acusado de la muerte de Michael Jackson recogió un puñado de frascos de medicamentos inyectables y luego le ordenó que los guardara en un bolso.
Alberto Alvarez fue el primer guardia de seguridad que llegó a la habitación en la que los fiscales dicen el doctor Conrad Murray le administró a Jackson una dosis mortal del analgésico propofol el 25 de junio de 2009.
Con lágrimas en los ojos, el guardaespaldas de 34 años relató que se quedó paralizado al ver al cantante en la cama con los ojos cerrados y la boca abierta.
Agregó que Murray le ordenó entonces que colocara en un maletín marrón varios de los viales que el médico había metido en una bolsa de plástico, antes de pedirle que llamara al número de emergencias 911.
"Simplemente tomó un puñado de frascos y me ordenó que los pusiera en un maletín", dijo Alvarez.
El diálogoMurray también le dijo al guardaespaldas que guardara una bolsa de solución intravenosa en otro bolso, señaló el testigo.
"¿Es cierto que aún no habían llamado al 911?", preguntó el vicefiscal de distrito David Walgren.
"Es cierto", respondió Alvarez, para luego agregar que Murray dijo que Jackson "había tenido una mala reacción".
En un momento dado, los hijos del cantante, Paris y Prince, entraron en la habitación. "Paris gritó, '¡Papi!' y empezó a llorar", señaló el testigo. "El doctor Murray dijo, 'Sácalos. No dejes que lo vean así'", añadió, mientras le temblaba la voz al describir la escena.
"Les dije, 'Niños, no se preocupen, nos encargaremos de esto'", dijo Alvarez, recalcando que sólo luego de recoger todo y guardarlo recibió la orden de llamar al servicio de emergencias.
