Kazuki Nakajima fue el encargado de rematar en el circuito de la Sarthe.
El auto sufrió desperfectos en las últimas vueltas y revivió los temores del 2016.
El equipo Toyota rompió con una trayectoria repleta de infortunios en las 24 Horas de Le Mans y este domingo, en la 86ª edición, por primera vez logró el triunfo, el que llegó de la mano de un Toyota TS050 Hybrid piloteado por el español Fernando Alonso, el suizo Sébastien Buemi y el japonés Kazuki Nakajima, quien hizo el último relevo.
Además de ganar con el auto número 8 (388 vueltas), en que está alineado Alonso, la escudería también festejó un doblete, ya que el número 7, integrado por el británico Mike Conway, el japonés Kamui Kobayashi y el argentino José María López, entró en segunda posición, a dos vueltas del ganador.
No obstante, antes de que cruzase la meta, y en la vuelta 359 (cuando Kobayashi pilotaba), el auto perdió potencia, reproduciéndose los momentos de pánico del 2016 cuando a falta de una vuelta Toyota perdió la victoria. Al final, todo quedó en un error del equipo por calcular mal el consumo de gasolina, que le hizo dar una vuelta más de lo que correspondía y a un ritmo muy lento.
Esta es la segunda victoria del bólido de Alonso en el presente campeonato del mundo de resistencia (WEC), que además otorga en la carrera de Le Mans el doble de puntos al ganador. En este supercampeonato, que abraza 2018 y parte del 2019, la cita en Le Mans se vivirá dos veces, al segunda como punto final al certamen.
El dominio de los Toyota en Le Mans ha sido absoluto, lo que ha llevado al conjunto nipón a romper con la maldición de las 24 Horas, ya que en otras ediciones lo tenía todo para alcanzar el triunfo, para acabar viéndolo espacar de las manos en cada apuesta.
