La columna de José Arnaldo Pérez: Joaquín Niemann y el carro de la victoria

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| Periodista Radio: Por José Arnaldo Pérez @ChascaPerez

El periodista de Al Aire Libre en Cooperativa comenta la irrupción del joven golfista chileno.

La columna de José Arnaldo Pérez: Joaquín Niemann y el carro de la victoria
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Por Por José Arnaldo Pérez, @ChascaPerez

Y no quedará otra… Adentrarse en el Golf, en sus secretos y la mejor forma de analizarlo, exponerlo y comentarlo. Es lo que corresponde dada la meteórica y auspiciosa carrera de Joaquín Niemann, un verdadero valor de este deporte, lleno de talento y con unas condiciones alabadas en todos lados y con presente esperanzador y futuro de campeón. Profesión y rigurosidad obligan, documentarse y no hablar sandeces como tantas veces se le critica a nuestro periodismo.

¿Pero es tan así? ¿En Chile de golf nada se habla? Pongamos las cosas en su lugar, eso es totalmente falso. En serio, absolutamente falso. Porque, además de los diarios y revistas, en los bloques deportivos de los noticiarios desde que tengo uso de razón a fines de los 70'; en los 80' y los 90' era recurrente escuchar novedades de este deporte. Los nombres de Jack Nicklaus, Greg Norman o Severiano Ballesteros, los grandes de afuera, se podían escuchar en los resúmenes del gran Pedro Pavlovic en Teletrece, luego en Deporte Color del mismo canal. O en la señal experimental de TVN, por ese entonces canal 9, de la televisión abierta, donde Jorge Hevia nos mostraba un sinnúmero de disciplinas.

Y de los nuestros también se hablaba, Felipe Taberne y Roy Mackenzie eran más que conocidos hace más de dos décadas atrás. Incluso los mayores te mencionaban a  Francisco "Cachulo" Cerda, el mejor que había tenido el golf chileno.

¿Y dónde estaba la supuesta barrera entonces? En lo que todos sabemos, el altísimo costo de practicarlo. Si bien hoy con mayor cantidad de clubes como el de Chicureo, Valle Escondido, Marbella y el de Pudahuel ayudaron al legendario Grandillas y Los Leones, el costo era inabordable años atrás. Aún rememoro, a modo de anécdota, cuando el papá de uno de mis mejores amigos encontró en los "cachueros" de una feria libre un palo de golf, siendo preciso un "hierro 9" y yo tenía desde muy pequeño una pelota, de número 4; por lo que el jardín de esa casa se convirtió en una cancha. Y se llenó de amigos, y disfrutamos "de lo lindo" ese verano.

Ya de grande y en cumplimiento de la profesión, "Pancho" Lobos mientras veíamos las prácticas de Audax Italiano, donde él desempeñaba labores, nos comentaba mucho de golf, sabía bastante, y como corresponde hay que escuchar y atesorar lo que hablan aquellos que tienen conocimientos y no caer en la necedad de creerse un sabelotodo.

Con la llegada de este mileno Nicole Perrot, Benjamín Alvarado, Mark Tullo y Felipe Aguilar nos hacían ver sus resultados, seguirlos, estar atentos, ya que desde la popularidad que alcanzó a fines del siglo pasado Tiger Woods el golf no sólo mantenía sus páginas, también las aumentó. Porque reitero es falso decir que de él no se habla en Chile. La gran difusión al triunfo del argentino Angel "Pato" Cabrera cuando ganó el US Open y el Masters de Augusta tiran a tierra cualquier idea o juicio al respecto. Lo que pasa es que siempre están los que claman por mayor información por no decir que algunos hasta lloran en demasía. Resulta un verdadero ataque a la inteligencia por ejemplo que el presidente remunerado de Cruzados, Juan Tagle, señale que de ellos no se habla tanto. Vaya hipótesis. En ese caso qué queda para los otros.

De verdad sí se habla. Se lo hizo con Angelines Nicoletta cuando fue campeona del mundo en bicicross, con Denisse van Lamoen en el tiro con arco, del gran Alberto González en las velas y sus cuantiosos títulos mundiales. De ellos y más. Lo que de verdad sucede es que si se escribiera o hablara de todas y cada una de las disciplinas, y lo que sus seguidores desean como información, ningún medio daría abasto.     

Es así como la irrupción  de Joaquín Niemann, este astro en ciernes del golf, nos lleva a ampliar las miradas, estar más atentos, entregar más información. Y de seguro eso trasuntará en más seguidores de este deporte en nuestro país. Querrán imitarlo los niños, saber de él las abuelitas, como ya preguntan –tal cual como fue con Marcelo Ríos- qué tal le fue, a qué hora juega. Llamar a la prudencia cuando tenga jornadas iniciales de ensueño como este fin de semana en Ohio, que hacían ilusionar con algo más que el espléndido sexto lugar. No decaer cuando vengan los resultados adversos, y en algo tan típico de esta idiosincrasia escuchar a esos opinantes faltos de rigor "que de verdad no es tan bueno".

Porque no olviden que sólo con 19 años ya pinta para crack, y serán esos mismos los que celebrarán cuando lleguen las copas. Porque de seguro vendrán, y allí todos en los que despertó esperanzas se sumarán con justa razón a los festejos. Y eso no es subirse a ningún carro de la victoria, es simplemente seguir informando de un deportista que se la ganó con creces. Calladito. Sin llorar.

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