El invitado australiano, 144° del mundo, despachó al número uno del orbe en octavos de final.
El español puede perder el lugar de privilegio en el ránking ATP.
El oceánico de 19 años asombró al mundo del tenis en Londres.
El español Rafael Nadal, número uno del mundo, fue eliminado en los octavos de final de Wimbledon por el joven australiano Nick Kyrgios, de 19 años y 144° del orbe, por 7-5 (5), 5-7, 7-6 (5) y 6-3, en dos horas y 58 minutos.
El oceánico, que debuta en Londres con invitación, sorprendió a Nadal en un torneo al que el mallorquín llegaba con confianza, tras haber caído el año pasado en primera ronda, ante el belga Steve Darcis (entonces el 135 del mundo); y el anterior en segunda, frente al checo Lukas Rosol (100 del ránking).
Con la misma edad que tenía Nadal cuando conquistó el primero de sus nueve Roland Garros, Kyrgios saltó a la central del All England Club con todo por ganar.
El australiano ya apuntó maneras este año en Melbourne, al poner contra las cuerdas al entonces 71 del ránking, el francés Benoit Paire, y confirmó en Londres su prometedor futuro en el circuito.
El reto al que se enfrentaba el oceánico era histórico. Quería ser el primer tenista fuera del "top 100" que abatía a un número uno del mundo en más de dos décadas. Lo había hecho por última vez el ruso Andréi Oljovski cuando era el 193 de la ATP en la tercera ronda de Wimbledon, ante el estadounidense Jim Courier.
El australiano pretendía además emular al propio Nadal, el último jugador que batió al primero del ránking antes de cumplir 20 años. El suizo Roger Federer entendió el potencial del joven español en 2005, cuando le derrotó en la semifinal de París.
El programa de Kyrgios para cumplir sus objetivos quedó claro desde su primer golpe, que fue un ace: impulsar la pelota con rabia hasta desquiciar a Nadal.
Una pesadilla para el mallorquín
Kyrgios, un tenista de 1,93 metro de estatura, de padre griego y madre malasia, dejó en blanco a Nadal en todos los juegos menos uno en el primer set. El parcial desembocó en un desempate insalvable después de que el mallorquín, heroico, salvó puntos de quiebre con 3-2, 4-3 y 6-5.
El español ya había perdido la primera batalla en sus tres guerras anteriores este Wimbledon y había acabado remontando con solvencia, pero Kyrgios parecía un rival más fuerte en la cancha que el kazajo Mikhaíl Kukushkin (tercera ronda), el checo Lukas Rosol (segunda) y el eslovaco Martin Klizan (primera).
El número uno del mundo, ganador de 14 grandes torneos, llevaba una hora y cuarto sobre la pista central del All England Club y todavía no había podido acercarse a punto de quiebre.
Crecido, Kyrgios se llegó a permitir anotar un punto golpeando la pelota por debajo de las piernas.
A favor de Nadal tan solo parecían estar las estadísticas. El español no había perdido en un Grand Slam contra un jugador con wild card desde 2005, cuando lo batió el estadounidense James Blake en el US Open.
Sin embargo, a Kyrgios, que recibió una invitación para debutar este año en Wimbledon tras ganar el torneo challenger de Nottingham, no parecían importarle las probabilidades sobre el papel. En el pasto de la central, continuaba acorralando al español y anotando aces incluso con su segundo servicio.
A la hora y media de partido, con 6-5, Nadal anotó su primer punto en un primer saque del australiano y forzó su primera pelota de quiebre. Sorprendido en un momento crucial, Kyrgios cedió el segundo set ante los nervios imperturbables del número uno.
La misma historia se repitió en el tercero, pero Nadal no pudo dar el hachazo en el momento propicio y el australiano se llevó el desempate.
Superado por la potencia y la energía de su rival, el español confiaba en que el 144 del mundo decayera físicamente en algún momento pero, por el contrario, le ganó al resto para ponerse 3-1 por delante en el cuarto parcial y, con el partido bien aferrado, Kyrgios ya no lo soltó hasta cerrarlo con su ace número 37.
Con esta derrota, Nadal arriesga perder el número uno del mundo a manos de Novak Djokovic (2°), aunque para que eso ocurra, el serbio deberá conquistar el título.
