Lollapalooza Argentina: El desembarco de Pharrell

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Autor: Cooperativa.cl

La edición trasandina del festival se desarrolló el recién pasado sábado y domingo.

El debut de Pharrell Williams y la colaboración de Jack White y Robert Plant marcaron la cita.

Lollapalooza Argentina: El desembarco de Pharrell
 Lollapalooza Argentina

Esta era la segunda edición de Lollapalooza Argentina.

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En Buenos Aires se habla del fiscal Nisman en las esquinas, en la tele y en los diarios. Y el pasado fin de semana, para darle variedad a la conversación, se habló de Nisman y de Pharrell Williams. El multipremiado productor -gran ausente de Lollapalooza Chile- llegó como protagonista absoluto al segundo año del festival en Argentina, avalado por el éxito global de "Happy", "Blurred Lines" y "Get Lucky", tres canciones ineludibles para cualquiera que no estuviese en un coma durante los últimos 24 meses.

La gente respondió a las expectativas: su show atrajo a 50 mil personas -muchas familias completas- en el Hipódromo San Isidro mientras otros escenarios también ofrecían shows en paralelo. En la hora y media de su debut local, sin embargo, pareciera que Pharrell no termina de hallarse en su escenario. Es cierto que monta una entretenida fiesta de tiempos y éxitos calculados y eficientes, pero al mismo tiempo cede protagonismo a sus acompañantes (un extraordinario cuerpo de baile que merece su propia gira) y sus intervenciones se sienten algo forzadas. Muy pocos acompañaron el coro de canciones más antiguas como "Frontin" o "Hollaback Girl", está última uno de los tantos hits que diseñó para otros artistas antes de su explosión personal. Tal vez el proceso que lo convirtió en cabeza de cartel fue demasiado veloz y ese carisma en vivo requiere más tiempo del que lleva bajo las luces un tipo acostumbrado a estar del otro lado.

De hecho, mediático y todo, Pharrell Williams y su "Happy" no tuvieron el honor de cerrar una noche que todavía daba para más: ese lugar lo ocupó Skrillex, número final que se quedó armando fiesta hasta la 1 de la madrugada -al igual que Calvin Harris, con altísima convocatoria en la jornada anterior- confirmando que incluso en una nación de cierta tradición rockera como ésta, la consolidación y el quiebre generacional de la música electrónica es sencillamente ineludible.

En el resumen de ambos días, con un clima más bondadoso con los asistentes que el sofocante calor de la versión chilena, el cartel repitió varios nombres vistos acá (St. Vincent, Kasabian, Cypress Hill, Molotov) y tuvo como gran ganador del sábado a Jack White, a cargo de un concierto tan sólido como los que mostró en Santiago, pero con un eufórico bonus: en el final de su set bonaerense, subió al escenario al mismísimo Robert Plant, que había tocado antes de él, para hacer juntos una versión de "The Lemon Song" de Led Zeppelin que no tuvimos la suerte de disfrutar en el Parque O'Higgins.

Otro que no pudimos ver en Chile fue Ed Motta, brasileño volcado al funk y al acid jazz que carga con la herencia del fallecido Tim Maia, una de las leyendas del soul de su país. Respetado, aunque no tan popular como otros artistas del cartel, se echó al bolsillo a todo el mundo con una impecable banda y un show contagioso y versátil, y luego contestando elegantemente a la insufrible pregunta trasandina de rigor: "¿Pelé o Maradona?". Motta, viejo zorro, dijo "Spinetta" y se quedó con el partido. De los locales, el invitado de mayores pergaminos fue Pedro Aznar, de reciente paso por Viña. Jugando en casa armó una presentación más cargada al rock que la gente ovacionó a media tarde.

El público promedió las 70 mil personas por día, repartidas en cinco escenarios incluyendo, como acá, un repleto Kidzpalooza, junto a diversos puestos de comida, auspiciadores e iniciativas como Rock & Recycle. Pese a contar con un terreno mayor, la disposición de escenarios y la ausencia de un espacio cerrado como el Movistar Arena en Santiago hicieron que en varios momentos del día se mezclaran los sonidos de presentaciones simultáneas. Salidas complejas y largas esperas en los servicios también afectaron la experiencia de un festival que acá ya ha superado buena parte de esas dificultades. La eficaz producción chilena, con cinco festivales en el cuerpo, marca la pauta para el resto de las versiones.

Al cierre, una postal envidiable: este lunes y martes es feriado en Argentina, oportunidad no sólo para que los asistentes repongan energías tras el festival si no también para seguir disfrutando de dos sideshows gratuitos (Fitz & The Tantrums + Kongos y Three Days Grace) en el Parque Centenario. Linda idea para anotar en Chile.

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