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China condenó a siete años de cárcel a un célebre abogado de derechos humanos

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Autor: Cooperativa.cl

Zhou Shifeng fue sentenciado por "subversión", un delito comúnmente imputado a los críticos del régimen comunista.

Human Rights Watch acusó una "vergonzosa manipulación por parte de las autoridades para silenciar a los que abogan por el imperio de la ley".

China condenó a siete años de cárcel a un célebre abogado de derechos humanos

Zhou Shifeng fundó el bufete Fengrui, que reunió a los más importantes defensores de los derechos humanos en el gigante asiático.

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La Justicia de China condenó a siete años de prisión a Zhou Shifeng, director de Fengrui, uno de los mayores bufetes de abogados de derechos humanos del país, tras un breve juicio realizado en medio de un férreo control policial y un "acoso a la prensa sin precedentes", informó la agencia EFE.

Shifeng fue sentenciado por una corte de la ciudad Tianjin en un juicio de pocas horas que se realizó sin presencia de su familia o de un abogado de su libre elección. El delito castigado fue el de "subversión", un cargo comúnmente utilizado por el régimen comunista en contra de sus críticos.

Los magistrados dictaminaron que el jurista había estado "influido por fuerzas antichinas" y que poco a poco "le fueron surgiendo ideas para derrocar" al sistema del partido único, reportó la agencia oficial Xinhua.

Confesión forzada

De acuerdo con esta versión oficial, Zhou se declaró culpable de sus delitos y aseguró que no apelará la sentencia, que también incluye cinco años de privación de sus derechos políticos.

"Considero que el sistema legal y democrático de China está muy por encima del Estado de Derecho de Occidente y del de Estados Unidos", declaró Zhou ante los jueces, de acuerdo con el régimen; dichos que sus compañeros de profesión consideran declaraciones forzadas.

"Zhou siempre ha sido alguien que ha estado en búsqueda de la justicia en China", lamentó el abogado Yu Wensheng en declaraciones a EFE.

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La familia de Zhou fue impedida de asistir al tribunal, mientras la Policía bloqueó abiertamente el trabajo de la prensa. (Foto: EFE)

 

"Estos casos exponen la vergonzosa manipulación del sistema legal por parte de las autoridades chinas para silenciar las críticas y a los que abogan por el imperio de la ley", denunció Sophie Richardson, directora de Human Rigths Watch China, en un comunicado.

Zhou se convirtió así en el primer letrado condenado de la larga lista de afectados por la oleada de represión que se vivió en el verano de 2015, cuando la policía detuvo a cientos de profesionales del sector, además de activistas y disidentes.

Bloqueo a la prensa

Durante la jornada de hoy la vigilancia en los alrededores del tribunal fue la más alta que se ha visto en un proceso de este tipo en los últimos años, lo que "remarcaba la importancia del proceso".

"Centenares de agentes de policía, además de ciudadanos presumiblemente contratados por las autoridades, acosaron a la prensa y obstaculizaron sin pausa su trabajo, utilizando todo tipo de artilugios para bloquear a las cámaras apostadas en el exterior del tribunal, desde paraguas hasta paipai", consignó EFE.

Los medios extranjeros fueron vetados en el tribunal, y también lo fue la familia, que fue sometida a vigilancia continua en su vivienda para evitar que asistiera a la vista, según denunció el abogado Liu Xiaoyuan.

Amenaza para el régimen

Zhou Shifeng quería convertirse en defensor de los más débiles y acabó uniéndose a quienes trataban de hacer lo mismo, pasando a convertirse en una "amenaza" para el régimen chino, pues la plataforma que creó, el bufete Fengrui, descubrió una nueva forma de lucha contra el sistema.

Hasta que Zhou (nacido en Anyang en 1964) abrió las puertas de su firma no había un bufete que agrupara de esta manera a los abogados de derechos humanos, por lo que él se aseguró de que esta plataforma estuviera siempre abierta a todos.

Zhou no tardó en reunir a numerosos profesionales del sector, como Wang Yu, la "abogada de hierro" que no rechazaba ningún caso y que defendió a todo tipo de personas perseguidas por el Gobierno, desde feministas hasta miembros de Falun Gong, considerado "un culto diabólico" por Pekín.

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