Un informe del Gobierno nipón constató los graves daños en infraestructura producto de los sismos de la semana pasada.
La cifra de víctimas fatales casi alcanza el medio centenar.
Los fuertes sismos causaron daños estructurales en más de 9.000 edificios y, de entre ellos, un millar quedó completamente destruido.
Más de 4.000 casas corren el riesgo de derrumbarse en la prefectura de Kumamoto, en el sudoeste de Japón, a raíz de los fuertes terremotos que sacudieron la zona a mediados de mes.
Un informe del Ministerio de Transporte e Infraestructura recogido por la cadena pública NHK indica que de las 11.300 casas y construcciones examinadas hasta el sábado en siete ciudades y pueblos afectados, 4.062, un 36 por ciento, podrían caer en futuros terremotos o desastres, y que hay que ser cauteloso a la hora de entrar en otras 3.500. Las 3.738 restantes son seguras.
Las cifras muestran que sólo en la localidad de Mashiki, donde se registró la mayor parte de los inmuebles destruidos a raíz de los terremotos, unas 2.500 casas (la mitad de las examinadas) están en peligro de caer, mientras que esta cifra se eleva al 70 por ciento de los construcciones en el pueblo de Nishihara.
Los fuertes sismos causaron daños estructurales en más de 9.000 inmuebles y, de entre ellos, un millar quedó completamente destruido.
El primero de los dos terremotos más potentes, de 6,5 grados de magnitud en escala Richter, golpeó la zona la noche del jueves, mientras que otro, de 7,3 Richter, tuvo lugar en la madrugada del sábado, provocando el derrumbe de construcciones y deslizamientos de tierra, especialmente en las localidades de Mashiki y Minamiaso.
En esta última, los equipos de rescate certificaron hoy la muerte de una de los dos personas que permanecían desaparecidas, elevando a 49 el número de víctimas fatales de los terremotos, de los que sigue habiendo continuas e intensas réplicas sísmicas; cerca de 900, según datos de la Agencia Meteorológica de Japón (JMA).
Estos terremotos han sido los más dañinos acaecidos en Japón desde el que generó el devastador tsunami de marzo de 2011, y todavía afectan al transporte y las comunicaciones en la zona.
