La Fiscalía lo había acusado por animar a los inmigrantes con un megáfono y arrojar piedras contra la policía.
El país europeo es uno de los más estrictos con quienes cruzen las fronteras ilegalmente.
El ciudadano sirio fue condenado a cinco años de cárcel.
Un tribunal de Hungría condenó a cinco años de cárcel a un ciudadano sirio por "terrorismo" luego de participar en el 2015 de un forcejeo en la frontera serbo-húngara entre fuerzas de seguridad y un grupo de refugiados.
La Fiscalía lo había acusado de un acto de terrorismo por animar a los inmigrantes con un megáfono y arrojar piedras contra los agentes de la policía que intentaba impedir su acceso a Hungría.
La sentencia en primera instancia, de marzo pasado, había sido de siete de años de cárcel, pero el tribunal superior lo redujo a cinco.
El sirio, con pasaporte chipriota e identificado como Ahmed H., se encuentra en la cárcel desde hace tres años.
La organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI) había presentado esta semana más de 100.000 firmas de ciudadanos de 36 países a favor de la liberación del sirio.
"El juicio de Ahmed H. es un caso de prueba de la democracia no liberal de Hungría y expone cómo son tratados los inmigrantes y refugiados en el país", dijo Eda Seyhan de AI y agregó que "las autoridades (húngaras) desconocen los derechos humanos".
El acusado dijo ante el tribunal que solo quería ayudar a sus padres que habían huído del terrorismo en Siria, por lo que él entiende "muy bien el contenido de esta palabra (terrorismo)" y que "nunca lo cometería".
Hungría selló sus fronteras con Serbia y Croacia en 2015 para detener la ola de refugiados que querían cruzar el país para llegar a países más ricos de Europa, como Alemania, Austria o Suecia.
Además, el Gobierno conservador nacionalista del primer ministro, Viktor Orbán, aprobó leyes que condenan con hasta cinco años de cárcel a las personas que cruzan ilegalmente las fronteras.
El Parlamento Europeo votó la semana pasada a favor de sancionar al país centroeuropeo por violación del Estado de derecho, entre otros motivos por el trato de los refugiados que llegan a sus fronteras.
