Este viernes se desarrolló la consulta con una alta adhesión en las urnas.
De aprobarse, se convertiría en la primera nación donde sus ciudadanos deciden esta materia.
El debate en la sociedad irlandesa ha estado presente durante las últimas semanas en las calles.
Los colegios electorales cerraron hoy en Irlanda tras 15 horas de votación en el referéndum sobre la legalización del matrimonio homosexual, con un alto índice de participación que podría situarse entre el 50 y el 60 por ciento, según la cadena pública RTE.
Al cierre de los centros de votación, dicha cadena informó que la afluencia a las urnas del poco más de tres millones de irlandeses con derecho a voto fue "inusualmente alta" durante las últimas horas de la jornada.
El recuento de los votos del referéndum, que además incluyo la consulta sobre si bajar o no la edad para presentarse al cargo de presidente, de 35 a 21 años, comenzará la mañana de este sábado y al mediodía irlandés se podrían conocer ya resultados provisionales.
Se espera que los resultados definitivos se anuncien entre las 15:00 y 17:00 horas (19:00 y 21:00 hora chilena), siempre y cuando no se soliciten recuentos.
Alta participación
En principio, la alta participación en el plebiscito sobre el matrimonio gay beneficia a sus partidarios, a los que las encuestas han venido otorgando durante la campaña una cómoda victoria.
No obstante, los sondeos también detectaron un avance de sus detractores durante las últimas semanas, así como la existencia de un alto porcentaje de indecisos, casi un 25 por ciento, que podría ser decisivo para el resultado final si ambas posturas están más igualadas de lo previsto.
En la papeleta del referéndum de este viernes, el electorado debía contestar con un "sí" o un "no" a la propuesta del Gobierno irlandés, de coalición entre conservadores y laboristas, sobre si el "matrimonio puede ser contraído de acuerdo con la ley por dos personas sin distinción de su sexo".
El debate en torno a la familia
Esa es la frase que el Ejecutivo, que contó con el apoyo de todas las fuerzas políticas nacionales, quiere añadir al artículo 41 de la Carta Magna para proteger constitucionalmente los derechos de la parejas del mismo sexo y equipararlos a los de los matrimonios convencionales.
Los detractores, entre los que figuran grupos antiabortistas, ultraconservadores y la Iglesia católica, sostienen que estas uniones atentan contra los valores de la familia tradicional y que modificarán radicalmente los procesos de adopción y de maternidad subrogada, al tiempo que erosionarán los derechos del menor.
En Irlanda la homosexualidad fue despenalizada en 1993 y en 2010 se promulgó la ley de Relaciones Civiles que, por primera vez en este país, concedía reconocimiento legal a las parejas de hecho del mismo sexo, pero elude calificar a esas uniones de "matrimonio".
