La menor viajaba desde Siria a Europa junto a otros 330 inmigrantes.
Su deceso se produjo ya que no contaba con sus medicamentos.
Medicinas de la niña fueron lanzadas al mar por el capitán de la embarcación en que viajaba la menor con sus padres.
Por falta de medicamentos mientras navegaba junto a su familia y otros inmigrantes, una niña siria murió en el viaje en el cual cruzaban el mar Mediterráneo con destino a Italia.
Tras la muerte de la menor, llamada Raghad, llegaron las repercusiones y con ello la conmoción de la sociedad italiana.
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, se refirió a ella para pedir a los partidos xenófobos del país que no recurran al drama de la inmigración para recabar votos.
"Debatamos sobre todo pero seamos humanos ante un dolor que tiene derecho a la dignidad", reclamó Renzi en la asamblea nacional del Partido Demócrata.
A su llegada al puerto italiano, el padre de la niña, Jalal Hason, notificó los hechos y detalló la historia al fiscal de Siracusa, Francesco Paolo Giordano.
Según su testimonio, difundido por los medios, su hija tenía 10 años, padecía diabetes y viajaba en el barco junto a él, su madre y otros 330 inmigrantes que partieron del puerto egipcio de Rashid, cerca de Alejandría, con la intención de llegar a Europa.
"Mi hija sufría diabetes y conservábamos las medicinas en una mochila para protegerlas del agua del mar pero no sé por qué motivo el comandante durante la travesía ha decidido que era preciso deshacerse de todos los bultos inútiles", explicó el padre según dichas fuentes.
Y continuó: "Le supliqué que no se deshiciera de la mochila pero no me hizo caso y la arrojó al mar. Ahora mi hija está muerta".
"He rezado y la he abandonado en el mar mientras mi mujer se desesperaba. Pero no teníamos otra opción, nadie quería un cadáver a bordo", lamentó.
La familia es originaria de Siria, el padre es licenciado en Economía y decidieron emprender el viaje a Europa para huir del conflicto bélico en su país.
Llegaron a Egipto en siete días y, tras pagar 5.000 dólares, embarcaron hacia el viejo continente hasta que fueron socorridos por la guardia costera italiana, que les trasladó junto al resto de inmigrantes al puerto siciliano de Siracusa.
