La ONG indicó que el bombardeo viola las normas de los conflictos armados.
En el hecho murieron 20 civiles y un trabajador humanitario.
La aviación siria y la rusa son las únicas conocidas por actuar en esta parte del territorio sirio.
El ataque contra un convoy de ayuda y contra un almacén de la Media Luna Roja en la provincia siria de Alepo debería ser investigado como un posible crimen de guerra, indicó este miércoles Human Rights Watch (HRW).
En un comunicado, la ONG precisa que el bombardeo de hace dos días golpeó la caravana humanitaria y el almacén durante tres horas sin que hubiera ningún objetivo militar cerca.
HRW considera que este ataque viola las normas de los conflictos armados y que podría constituir un crimen de guerra si tuvo como blanco de forma premeditada personal, vehículos e instalaciones de asistencia humanitaria.
La nota recuerda que la aviación siria y la rusa son las únicas conocidas por actuar en esta parte del territorio sirio.
El Movimiento Internacional de la Cruz Roja informó ayer martes de que el convoy, organizado por la ONU y la Media Luna Roja, fue objetivo de un ataque en el que 20 civiles y un trabajador humanitario murieron.
La ONU ha asegurado que la caravana había recibido los permisos del gobierno sirio para avanzar desde áreas bajo su control a partes tomadas por la oposición en el oeste de Alepo para repartir la asistencia.
La subdirectora de HRW para Oriente Medio, Lama Fakih, destacó en el comunicado que "el supuesto ataque a un convoy humanitario que había sido autorizado para operar y a un conocido almacén de ayuda suscita serias dudas sobre si los bombardeos fueron intencionados.
"Se necesita una investigación independiente de la ONU para determinar si este fue un ataque deliberado contra civiles", indicó.
HRW hizo un llamado al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para que anuncie en la sesión de alto nivel del Consejo de Seguridad, prevista para este miércoles, el inicio de una investigación para identificar a las partes responsables del ataque.
Subrayó que Rusia ha negado su implicación y la del gobierno sirio en el ataque, aunque testigos consultados por HRW aseguraron que fue un bombardeo.
