Adama Dieng criticó directamente la falta de unidad del Consejo de Seguridad para actuar.
Insistió en que "ninguna parte del mundo puede considerarse inmune al riesgo del genocidio".
En el conflicto han muerto unas 200.000 personas y ha forzado al 60 por ciento de la población a dejar sus hogares.
El enviado especial de la ONU para la prevención del genocidio, Adama Dieng, denunció este martes el fracaso de la comunidad internacional a la hora de proteger a la población de Siria y criticó directamente la falta de unidad del Consejo de Seguridad para actuar.
"El Consejo de Seguridad ha sido incapaz de lograr un acuerdo sobre qué acciones tomar y yo creo que si el Consejo hubiese actuado cuando el levantamiento contra el gobierno sirio era aún pacífico seguramente no tendríamos la catastrófica situación de ahora", dijo Dieng en una conferencia de prensa.
El diplomático recordó que pese a los esfuerzos de la ONU y de otras organizaciones y países, la población siria sigue sin protección frente a las "actuales violaciones de los derechos humanos y de la ley humanitaria".
El conflicto, en el que han muerto unas 200.000 personas y que ha forzado al 60 por ciento de la población a dejar sus hogares, también ha sido, según Dieng, el caldo de cultivo que ha permitido el avance de grupos como el Estado Islámico (EI).
"No surgen de ningún sitio", aseguró el responsable de la ONU, quien defendió que el genocidio y otros crímenes graves pueden detenerse siempre que haya voluntad para hacerlo y se actúe a tiempo.
En ese sentido, subrayó la importancia de actuar de forma temprana, tal y como muestra experiencias como las vividas en Ruanda, en la antigua Yugoslavia o en el holocausto judío.
Dieng, que habló a la prensa con motivo del aniversario de la convención contra el genocidio firmada el 9 de diciembre de 1948, llamó la atención además sobre los "atroces crímenes" que se están cometiendo en varios países africanos, como Sudán del Sur y la República Centroafricana y subrayó la necesidad de que los responsables sean juzgados por sus actos.
Además, insistió en que "ninguna parte del mundo puede considerarse inmune al riesgo del genocidio" y llamó a trabajar para aumentar la protección frente a ello.
En ese sentido, expresó entre otras cosas su preocupación por el auge del antisemitismo, la islamofobia y la retórica contra los gitanos en Europa.
