Kim Jong-un ha visitado más de 100 veces el complejo tras su inauguración en octubre.
El valor de la entrada es prácticamente inalcanzable para los funcionarios norcoreanos.
Para las mujeres es impensable mostrar el ombligo.
En Munsu, el principal parque acuático de Pyongyang, capital de Corea del Norte, el bikini está completamente vetado y la entrada cuesta cuatro veces el sueldo mensual de un norcoreano medio.
El monumental complejo de 15 hectáreas fue inaugurado en octubre de 2013 y su entrada tiene un valor de 10 euros para extranjeros (siete mil pesos chilenos) y los locales pagan 20 mil wones norcoreanos, cantidad desorbitada si se tiene en cuenta que un empleado local gana cinco mil wones al mes.
"Si la gente no pudiera permitírselo, ¿entonces por qué el parque está lleno?", comenta con ironía un funcionario a EFE.
Otra funcionaria, que asegura visitar el lugar regularmente con su familia, sostuvo que parte de los bañistas forman parte de grupos escolares y militares enviados por el Gobierno con los gastos pagados.
El líder Kim Jong-un siguió con interés especial el proceso de construcción, que tardó solamente siete meses, y se dice que ha visitado el lugar en más de 100 ocasiones desde su apertura.
Aunque Munsu representa la nueva cara de una ciudad que empieza a abrazar la modernidad, no ocurre lo mismo con los atuendos de los bañistas, ya que para las mujeres es impensable lucir el ombligo.
"Nunca se me ocurriría ponerme un bikini. Vaya disgusto le daría a mi marido", comenta entre risas la señora Park, traductora de 29 años.
Aun así, de los tres trajes de baño femeninos expuestos en la tienda de Munsu, con un precio de 40 euros (30 mil pesos chilenos), uno de ellos presenta un prominente e inusual escote, un detalle que puede significar que algo está cambiando en la capital del país más hermético del mundo.
