Rusia advirtió que la injerencia foránea en los asuntos internos de Irán es "inadmisible" y expresó su esperanza en que la situación en ese país no se desarrolle por la vía de la violencia y el derramamiento de sangre.
"Es inadmisible la injerencia foránea que desestabiliza la situación", dijo a la prensa un portavoz de la Cancillería rusa al comentar las protestas en Irán que comenzaron el pasado jueves y que han dejado, según las autoridades iraníes, al menos una decena de muertos y 200 detenidos.
Además el vocero insistió en que se trata de "un asunto interno de Irán" y expresó la esperanza de que la situación en ese país, aliado de Rusia en el apoyo al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, no tome el rumbo de "la violencia y el derramamiento de sangre".
Las declaraciones del portavoz ruso se produjeron poco después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmara en Twitter que en Irán era "hora de un cambio".
Las protestas contra la política económica del Gobierno iraní comenzaron en la ciudad de Mashad y se propagaron a otros centros urbanos, donde los informes oficiales hablan de heridos pero no los cuantifican.
El presidente iraní, Hasán Rohaní, indicó que los enemigos de la República Islámica de Irán no toleraron los éxitos que obtuvo su país con el acuerdo nuclear, y que para vengarse, incentivaron a la gente a protestar.
