El periodista reveló en Cooperativa detalles de su libro "El fin de la inocencia: Mi testimonio".
También contó la forma en que el ex párroco de El Bosque lo abordó para iniciar los abusos.
Cruz reveló que pocos tenían el "privilegio" de hacer el aseo en la pieza del religioso.
"Tenía 16 años cuando Karadima me pidió que lo acompañara a entregar una invitación matrimonial a Pinochet en nombre de su hermana. Y me dijo 'verás, Juan Carlos, el general Pinochet y la señora Lucía no acuden habitualmente a un matrimonio'", relata uno de los fragmentos del libro "El fin de la inocencia: Mi testimonio" de Juan Carlos Cruz.
El periodista es uno de los querellantes contra ex párroco de El Bosque por abusos sexuales y acaba de publicar este texto que comenzó a escribir como parte de su terapia sicológica en Estados Unidos y luego decidió editar. Y parte de los detalles que revela los contó en Una Nueva Mañana de Cooperativa.
"Para mí era bien impresionante que este señor llegara donde Pinochet y le entregara al guardia una invitación a matrimonio. Después nos llevó a la casa de la hermana que él decía que le había mandado Pinochet y ahí estaba la cuchillería con la tarjeta de Pinochet", agregó.
"Era pinochetista total. Se vanagloriaba. Era cosa de estar ahí. Llegaban todos los generales de esa época: Sinclair vivía al lado de la parroquia, Gordon, Badiola. Me acuerdo de toda esa gente que llegaba donde él. Además contaba mucho de ciertas personas de Patria y Libertad que había escondido en la parroquia. Nos vivía contando estas cosas. Era típico de Karadima", aseguró.
También dio a conocer detalles domésticos: "Él era muy celoso de quién entraba a su pieza y que no le miraran todas las cosas que tenía. Sus tesoros. Equipos de música, los últimos, no uno, varios. monedas de oro escondidas entre los calcetines. Tenía gente de mucha confianza para entrar. Nos hacía a mí y a otros hacerle la cama, limpiarle la pieza. No todos podían entrar".
Un hombre que cautivaba
El periodista comentó que en su opinión "Karadima era un hombre que te cautivaba, siempre rodeado de gente muy elegante, muy blanca, muy alta, jóvenes bien vestidos. Yo estaba tan vulnerado por la reciente muerte de mi padre y él cuando se interesó por hablar conmigo me dijo 'Dios te ha mandado un nuevo papá. Yo voy a saer tu papá, tu confesor y tu director espiritual'".
"Para mí que este hombre que tenía fama de santo me dijera eso fue muy cautivante a los 15 ó 16 años", agregó.
Y en referencia a la forma en que lo abordó para cometer sus abusos, Cruz detalló que "empezaba a tantear de a poco. La primera vez que cuento fue cuando me confesé en su pieza, con él sentado en una especie de sofá silla que tenía en su pieza y yo hincado delante de él".
"Ahí él empezó con los toqueteos y los besos. Yo le había contado algo que era muy vergonzoso. En esa mente inmadura pensé que era el castigo que me tocaba y que tenía que vivir con eso para siempre", explicó.
