Tras la denuncia de adopciones irregulares, Constanza del Río y Arturo Fellay crearon el portal.
Pese a tener cerca de 2.500 casos, aún no han podido concretar ningún encuentro.
El sitio nació hace tres meses con el fin de encontrar a una hija con su madre.
En tres meses sólo "hay algunos acercamientos, pero hay que confirmarlos con exámenes de ADN".
Las palabras son de Arturo Fellay, director ejecutivo de la ONG Nos Buscamos, que en el mes de mayo, junto a su esposa Constanza del Río crearon el sitio web nosbuscamos.org para acercar a las víctimas y familiares de adopciones irregulares denunciadas por el portal Ciper Chile.
"Llevamos recién tres meses y tenemos entre 25 mil y 30 mil visitas y tenemos como 1.300 casos de hijos o hijas y 900 casos de familiares buscando a sus hijos", explicó Fellay en conversación con Una Nueva Mañana.
"La mayoría de la gente, lo más seguro, es que no encuentre a sus familiares y eso hay que aceptarlo, porque son miles y miles de casos. Llevamos 2.500 casos en tres meses, con poca publicidad y centralizados en Santiago. Nosotros somos un puente entre dos voluntades y ese es el ofrecimiento que hacemos", aclaró el profesional.
Para Fellay, "si por ambos lados del puente ambas voluntades ingresan, nuestra promesa es que, con todas las herramientas que tenemos, se van a encontrar y desde ahí parte el proyecto que tiene que ver con generar una ONG para poder generar recursos económicos en base a donaciones de empresas y de privados que quieran entrar a la página".
"El gran fin es un banco de ADN. Ya estamos en conversaciones con un laboratorio en el extranjero. En el banco de ADN se mezclan todos con todos y, por ejemplo, si tenemos a 2.000 hijos buscando a sus progenitores y tenemos a 1.500 ó 2.000 familias buscando a sus hijos, entonces se mezclan y las posibilidades son bastante más amplias", apuntó.
"Creamos la página para que ella (su esposa) encontrara su mamá y pensamos que iban a haber 10, 20, 50 casos y que su mamá se iba a inscribir y nos dimos cuenta que en las 48 horas teníamos 100 casos, la primera semana 300 y al día de hoy 2.500, y nos dimos cuenta que esto es una red nacional que demuestra la fragilidad del sistema", remarcó.
Redes que sustraían niños
Arturo Fellay detalló que "con la página nos dimos cuenta que está lleno de redes o microrredes que, de una u otra manera, facilitaban niños, vendían niños para parejas que venían del extranjero en los años 80. Hay una infinidad de niños que se fueron fuera de Chile gracias a que algunas congregaciones de esos mismos países (holandeses, italianos, suecos) que trabajaban en Chile y que facilitaban los niños".
El sacerdote Gerardo Joannon -dice Fellay- "es una pequeña rama de este gran árbol que tiene que ver con adopciones irregulares, venta y robo de niños. Obviamente sirvió para 'destapar la olla', pero la verdad es que es una pequeña rama, deben ser cinco, 10 casos, quizás. Me parece que él debería pedir disculpas públicas y hablar con esa gente".
"Todos saben que hay una mafia. Cuando tú tienes 250 casos del Barros Luco, de los cuales 60 ó 70 son mellizos, el Estado debería hacerse parte de esto de verdad. Todo es lánguido de parte del Gobierno. Esto es un robo periódico de niños", acusó.
"Tenemos los casos más antiguos de 1964 y los últimos casos del 2000, de robo de niños y falsificación de documentos públicos, engaño a madres. Casos de mellizos, que roban a uno y la madre se queda con una guagua en brazos y más tranquila", resaltó el director ejecutivo de la ONG.
Nuevo caso de madre perjudicada
Mónica Figueroa, es una madre que busca a su hija, sustraída en 1993 y a quien le dijeron que murió tras el parto.
"Mi hija nació por parto natural, a pesar de que era prematura, y después del parto me anestesiaron y nunca más la vi. La vi en el momento de nacer y lo único que sabía era que se la llevaban a neonatología y nunca más la vi. Pregunté muchas veces después y me decían que estaba bien. Pasaron las horas, llegó la noche y al día siguiente volví a insistir y me decían que estaba bien y que la iba a ver", relató la afectada.
La enfermera "me dijo que mi hija había muerto y que la iban a incinerar, entonces me sorprendí por eso. Primeramente yo pensé que mi hija había muerto, pero mis hermanos tampoco vieron nada. Cuando fueron a retirar el cuerpo, entregaron un pequeño paquetito en la morgue y de inmediato sellaron la urna y nadie vio nada", agregó.
La mujer agregó que "como trabajo en salud, me di cuenta que había gente que llegaba a sus términos de embarazo con problemas y sus bebés morían, pero ellos tenían acceso a verlos, a vestirlos, a tomarse fotos, a despedirse de ellos y a enterrarlos y a mí no me había pasado eso, entonces le dije a mi médico tratante 'cómo debo hacer para saber de qué murió mi hija'. Ahí me di cuenta de que no existen ni la ficha ni la epicrsis de mi hija y ahí comenzó la búsqueda".
"Mi hija tendría actualmente 20 años, pero no descarto la posibilidad de encontrarla. Ella debería estar viviendo en la Cuarta Región. Yo sé que hay dos personas que saben dónde está, una de ellas era el secretario de uno de los abogados que tomé sus servicios y otro fue a una persona que yo investigué por mi cuenta, pero el tema es que yo no quiero abrir el caso en La Serena, quiero abrirlo acá en Santiago", concluyó.
