El líder del PRO afirmó que medios de comunicación "han publicado información falsa o incompleta" sobre su declaración ante la Fiscalía.
Señaló que contestará "todas las dudas una vez que se serenen los ánimos".
El desplome en la popularidad del candidato fue tema obligado en los análisis políticos tras la encuesta CEP.
El líder del Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami, afirmó ser víctima de un "intento de demolición de imagen" a propósito de su vinculación con el caso SQM.
"Ante la ola de filtraciones y publicaciones interesadas, he decidido reservar mi palabra para la justicia", señaló el candidato en un comunicado difundido por su colectividad.
"Ya declaré y hablé frente a la justicia y al país. Pero he podido observar cómo algunos medios de comunicación han publicado información falsa o incompleta sobre lo que fue mi declaración ante el Ministerio Público, el lunes pasado. Atiendo el hecho de que el temor a nuestras propuestas motive semejante intento de demolición de imagen", señaló el ex diputado, que la semana pasada compareció en calidad de imputado ante los fiscales Emiliano Arias y Carmen Gloria Segura.
"Quisiera señalar que mi deber, como ciudadano, es primero aclarar las cosas ante la justicia. Estoy firme en mis convicciones y contestaré todas las dudas una vez que se serenen los ánimos y una vez finalizado el procedimiento con la justicia", finalizó el abanderado.
Las últimas encuestas de opinión pública han consignado un verdadero desplome en la popularidad de Marco Enríquez-Ominami, quien hasta hace poco era el político mejor evaluado por la ciudadanía.
La CEP del miércoles anotó una caída de 9 puntos en su evaluación positiva (igual aumento en la valoración negativa), mientras la Cadem difundida ayer señaló que su nivel de confianza cayó 17 puntos, de 43 a 26 por ciento tras su declaración en la Fiscalía.
Según este último sondeo, entre quienes conocen el caso SQM, sólo un 14 por ciento le cree a ME-O y un 80 por ciento no le cree cuando dice que no recibió dineros por parte de la empresa para el financiamiento de su campaña presidencial. Un mismo 80 por ciento considera insuficientes las explicaciones que ha dado sobre el tema y un 70 por ciento afirma que la imagen del candidato se ha visto muy o bastante afectada.
