A más de un año y medio del estallido del caso Penta, la Unión Demócrata Independiente (UDI) sigue sin levantar cabeza, enredada en la crisis por los escándalos de financiamiento ilegal que han incluido a algunos de sus nombres más importantes como Jovino Novoa, Pablo Longueira y Jaime Orpis.
En una nueva semana negra, el gremialismo ha visto estos días la formalización del senador Jaime Orpis, para quien la Fiscalía pidió prisión preventiva por considerarlo "un peligro para la seguridad de la sociedad", luego de acusarlo de cohecho y de haber hecho mal uso de asignaciones parlamentarias, además de haber usado platas de Corpesca para pagar las contribuciones de su casa y su membresía en un club de yates, entre otros gastos personales.
En la víspera se conoció, además, la presentación de una querella del Consejo de Defensa del Estado contra Pablo Longueira, histórico líder del partido, acusándolo de ser autor del delito de cohecho agravado y asegurando que, merced a las millonarias "coimas" que recibió, "actuó como un verdadero gestor particular" de intereses de SQM durante su función pública.
El panorama para la tienda presidida por el senador Hernán Larraín es complejo a pocos meses de las elecciones municipales, porque, además del problema de los casos de corrupción, tampoco ha logrado avanzar en una efectiva renovación de liderazgos, comentan sus dirigentes.
"Lo que ha faltado en el último tiempo es un trabajo más sistemático de renovar liderazgos. Si eso se hubiese hecho con más tiempo, con más previsión yo creo que la UDI estaría hoy día con un mejor pie", afirma el diputado José Antonio Kast.
Para el ex timonel Juan Antonio Coloma, uno de los "coroneles" de la UDI, "es difícil tener un pronóstico de qué es lo que va a ocurrir" en los próximos meses.
El analista político Patricio Navia opina que éste "no es un problema de coroneles, es un problema de votos".
"Queremos saber si ahora, sin el financiamiento de las empresas, las ideas de la UDI van a terminar siendo atractivas", apunta.
