Un estudio realizado por el Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus) de la Universidad Católica analizó los diversos modos de transportarse en la capital, dependiendo del grupo socioeconómico.
La investigación mostró diferencias en los tiempos de desplazamiento, menos horas de sueño, más gastos de tiempo y dificultades para acceder a lugares y servicios alejados.
De acuerdo al informe, "el quintil más rico realiza cerca del 50 por ciento de sus viajes en automóvil y alrededor de 20 por ciento en caminata".
"De manera inversa, el más pobre realiza cerca del 50 por ciento de sus viajes en caminata, y menos del 10 por ciento en automóvil", informó El Mercurio.
El investigador Ignacio Tiznado resaltó, en declaraciones al matutino, que el uso de los buses o del Metro "puede implicar un gasto de más del 30 por ciento del ingreso familiar".
Otros factores inciden en el panorama: "Por un lado, dada la segregación de nuestra ciudad, los quintiles más bajos tienden a vivir en sectores con peores conexiones y servicio de transporte público. Por otro lado, no todos tienen acceso a un automóvil", explica.
La solución
Tiznado opina que son dos cosas las que se deben solucionar: "La primera es hacer más atractivo y asequible el transporte público a personas de quintiles más bajos; focalizar el subsidio a ese transporte para que esos usuarios paguen una tarifa más baja, como la de los estudiantes. Sería una medida progresiva".
Luego, "por supuesto, proveer un servicio mejor", e incentivar al grupo más acomodado a que "realicen una mayor proporción de sus viajes en modos no motorizados".
Como ejemplo, mencionó que "cerca de un 40 por ciento de los viajes en automóvil son de solo tres kilómetros. Parte de estos viajes pueden ser reemplazados por modos más amigables".
