Los principales partidos políticos del país oceánico fueron atacados el pasado 8 de febrero, en un contexto donde no se descarta la autoría de China. El primer ministro Scott Morrison dijo que las investigaciones aún no han encontrado evidencia de interferencia electoral. El legislativo adoptó una serie de medidas, como el cambio de las contraseñas, a pesar de que los datos no fueron robados o dañados.