Ministra de Medo Ambiente sostuvo que tendrán que "trabajar duro" para encontrar compromisos.
Cumbre de Cancún está en suspenso tras postura de Japón.
Brasil manifestó que tiene "buenas perspectivas" en las negociaciones sobre el futuro del Protocolo de Kioto, las más duras en la Cumbre de Cambio Climático de Cancún y en las que actúa como facilitador junto con el Reino Unido.
En rueda de prensa la ministra brasileña de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, sostuvo que aún hace falta "trabajar duro los próximos dos días" para tratar de encontrar compromisos en un asunto que amenaza con bloquear otros acuerdos en la cita climática.
Acompañada del negociador jefe de su país en la XVI Conferencia de las Partes de la ONU sobre Cambio Climático (COP16), Luiz A. Figueiredo, la ministra dijo que la negociación ha entrado en un "proceso político" al frente del cual están los ministros y en el que se trabaja "para tener buenos resultados".
En buena medida el tener el próximo 10 de diciembre, día en que concluye la COP16, un "paquete de decisiones equilibrado", lo que ansían muchas delegaciones, pasa por saber si habrá o no una segunda fase del Protocolo de Kioto después de 2012, algo a lo que se opone Japón.
"Estoy confiada. Soy una mujer pragmática pero también optimista", afirmó.
Japón abrió la caja de los truenos el primer día de trabajos de la COP16 al reiterar una posición bien conocida: que no promovería una extensión del tratado, el único vinculante sobre cambio climático que existe.
El país asiático cree que es momento de buscar un acuerdo global y vinculante que incluya a los países que más contaminan del planeta, EE.UU. y China, quienes no están obligados por Kioto.
La meta nipona parece muy lejana en Cancún, ya que implicaría que EE.UU. y China, con el 19 por ciento y el 22 por ciento de las emisiones respectivamente, asumieran compromisos vinculantes con recortes de emisiones en línea con los 37 países que desde hace años los tienen por el Protocolo de Kioto.
Entre los aspectos positivos del Protocolo figuran la inclusión de recortes en las emisiones respecto a niveles de referencia de 1990, del 6 por ciento para Japón, del 7 por ciento para Estados Unidos y del 8 por ciento para la Unión Europea (UE), que está abierta a una segunda fase (Kioto-2) sólo si el tratado es mejorado.
