El denunciante del caso Karadima criticó la disociación entre el discurso y las acciones de los sacerdotes.
"Abusador, encubridor y testigos mudos son todos lo mismo", argumentó.
El médico llamó "pelafustán" el papa Francisco: "Habla bonito, pero en los hechos no hace nada para cambiar la realidad de los abusos".
James Hamilton, uno de los principales denunciantes del caso Karadima y querellante contra el Arzobispado de Santiago por el encubrimiento de los abusos sexuales cometidos por el ex párroco de El Bosque, afirmó que la Iglesia Católica es "una institución en descomposición y peligrosa".
"En la Iglesia los actos están totalmente divorciados del discurso y es esto lo que transforma a la Iglesia en una institución en descomposición y peligrosa, porque juega con las personas y las confunde", dijo el médico en una entrevista con el portal El Paradiario 14.
"El papa habla bonito y mucho, pero en los hechos no hace nada para cambiar la realidad de los abusos", dijo Hamilton, que calificó al pontífice como "un pelafustán", que "acomoda la ética y la moral a su pinta".
"¿Qué lo hace distinto a él de mi o del resto de las personas? Nada, salvo el poder que le da la propia feligresía ciega", afirmó.
"Tropa de degenerados"
Hamilton opinó que los religiosos "ni siquiera se creen lo que predican" y "como institución, en lo que respecta a los temas del cuidado de la salud física y psicológica de sus fieles, hay una total falta de asociación, porque basta con que un sacerdote abuse de un menor para que el modelo eclesiástico fracase por completo".
"Del momento en que estos hechos se amparan, se protegen, se toleran y no se persiguen, los transforma a todos en lo mismo. Abusador, encubridor y testigos mudos son todos lo mismo", aseguró.
Hamilton continuó sosteniendo que "en la Iglesia sufren una mezcla entre sentirse superiores al común de la gente y también de no tomar conciencia de sus crímenes".
Consultado por el interrogatorio que se le realizó en octubre al cardenal Francisco Javier Errázuriz en su domicilio por la causa contra el Arzobispado, en el cual él estuvo presente, Hamilton indicó que "él le manifestó al juez que en la Iglesia no sabían que los abusos eran un crimen y un delito, porque siempre asumieron que eran solo faltas o errores".
Por tanto, "todos estos sacerdotes, curas y obispos que sostienen estos conceptos son, en su mayoría, una tropa de degenerados, porque la dinámica del abuso sexual, de conciencia y de poder está absolutamente instaurada entre ellos", concluyó.
