¿Dejemos que las instituciones funcionen?

Me di unas vueltas antes de referirme a la visita del Papa Francisco a nuestro país, pues hablar de religión nunca ha sido fácil, pero creo fundamental destacar algunos hechos y situaciones, que a mi parecer, reflejan una crisis no menor en una de las instituciones más poderosas del mundo.

Recuerdo el fervor social que hubo en Chile durante la visita de Papa Juan Pablo II, tengo en claro que los tiempos son totalmente diferentes, pero hay una variable que no debiese variar en ambas ocasiones: la Fe.

Debemos ser conscientes que la serie de destapes sobre abusos sexuales que han ocurrido al interior de la Iglesia de la mano de sus representantes han tenido importantes repercusiones en sus fieles y en las personas en general, pues ¿cómo confiar en una Institución que habla sobre castigar los actos impuros pero no ha sido capaz de  tener una postura firme ante los hechos que la involucran?

No pretendo “crucificar” a todos sus miembros, pues tengo muchos amigos que son curas y sé que hay quienes realmente realizan una labor notable desde sus cargos, sólo que me genera un cierto rechazo que se hagan oídos sordos o se trate de “historias inventadas” los relatos de las víctimas de abusos.

Sé que esto no ocurre solamente en Chile, pues lamentablemente es una lista larga de países la que podemos encontrar cuando hablamos de estos casos, pero sí tengo claro, que si un representante le falla a la organización que representa debe ser expulsado de ella.

Lamentablemente vemos situaciones parecidas en otras entidades y también en el mundo empresarial, no crean que no soy consciente de los errores que muchas veces cometemos quienes representamos al sector, puesto que en ocasiones predicamos sobre condiciones laborales, responsabilidades sociales, buenas prácticas y cometemos faltas que nos desprestigian y hacen que perdamos credibilidad.

Recuerdo hace algunos años cuando el ex presidente Lagos manifestó que hay que dejar que las instituciones funcionen. Esta expresión, posteriormente fue utilizada para referirse a una serie de casos en donde justamente ocurre  totalmente lo contrario.

Si bien hay organizaciones que cumplen correctamente sus labores, considero que hay otras que requieren un poco de presión y fiscalización social para su correcto funcionamiento, pues sin este “ingrediente”, quizás no se hubiesen sabido las irregularidades que ocurren en ellas.

Hoy, se habla de los escándalos de pedofilia por miembros de la Iglesia, y cómo su máximo representante califica de calumnias los relatos de quienes fueron víctimas de abusos, hace algunos meses, sobre el infierno que viven los menores en el SENAME. 

Ambos, ejemplos claros de que hay organizaciones que no están cumpliendo los principios que predican,  por ello, quizás no siempre es bueno dejar que “las instituciones funcionen”, ya que hay casos en  los que se debe estar alerta, se debe presionar para obtener explicaciones y para que se asuman responsabilidades, pues a mi parecer, no siempre basta con pedir perdón.

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