Un informe realizado por el Hogar de Cristo junto a otras nueve organizaciones sobre la crisis sanitaria por el Covid-19, concluyendo que "podría significar un retroceso de 10 años en la lucha global contra la pobreza".
De acuerdo al estudio "Pobreza y pandemia: propuestas para un Chile más digno y justo", presentando este jueves, "la pandemia actúa como una trampa de la pobreza, concepto que alude a la interrelación de mecanismos que impide a un país, comunidad, hogar o persona superar su situación de pobreza".
En Chile, según este diagnóstico, se prevé "un aumento de la pobreza desde un 9,8 por ciento hasta un 11,9 por ciento en el mejor escenario, y hasta un 13,7 por ciento en el peor escenario".
"En el caso de la pobreza extrema, podría ascender desde un 1,4 por ciento hasta un 2,1 por ciento en el escenario más optimista, mientras que en el escenario más pesimista se alcanzaría el 2,6 por ciento", añade el documento.
En conversación con Cooperativa, el director social nacional del Hogar de Cristo, Pablo Egenau, reconoció que es "devastador" que la pobreza por ingreso pueda alcanzar los dos dígitos.
"Aumentar de un 8,7 actual -de acuerdo a la Casen del 2017- a un 13 por ciento es devastador", manifestó, añadiendo que "el retroceso en la mayoría de las necesidades que se estaban planteando para la superación para la pobreza hoy va a ser enorme".
Egenau también sostuvo que "lo que se revela con mucha nitidez es que tenemos un deficiente sistema de protección social en Chile y lo que nos muestra a los países que les ha ido mejor (en el combate de la pandemia) es precisamente la robustez de sus sistemas de protección social. Esa robustez genera una capacidad de resiliencia, de tener las competencias para superar momentos de adversidad que hace que sus políticas no hayan tenido que ser tan improvisadas, rápidas, sin mucho fundamento, menos confusas".
Junto con el Hogar de Cristo, participaron en este estudio Techo-Chile, Infocap, Fondo Esperanza, Servicio Jesuita a Migrantes, Fundación Súmate, Fundación Emplea, Fundación Lican, Espacio Mandela, y el Centro de Ética y Reflexión Social Fernando Vives de la Universidad Alberto Hurtado.
