Lavín recargado, 20 años después

El año 2000 la coalición más exitosa, en términos electorales y de sus políticas públicas, casi fue derrotada, por un casi desconocido candidato joven llamado Joaquín Lavín. Su propuesta era el cambio, y fue el mismo concepto que recién 10 años más tarde se hizo efectivo y logró que la derecha ganara. Para Piñera en 2010 la cosa era más sencilla, una coalición agotada, un candidato poco idóneo y el fantasma de una regresión autoritaria eran variables de peso para que el electorado tomara la decisión de cambiar de coalición gobernante. 

Pero volvamos a ese candidato de un poco más de cuarenta años, que sólo había sido parte del Régimen cívico militar y alcalde por una comuna como Las Condes, un territorio que para diseñar e implementar políticas no es muy complejo, ayudado, por la histórica composición de su Concejo Municipal.

El candidato Lavín en ese entonces era transgresor para la época, y base importante de su discurso era modificar la base ideológica de la derecha tradicional, enrielándose más bien a un discurso social o lo que él mismo denominó “los problemas reales de la gente”.

Por supuesto que fue blanco de brutales críticas, obviamente que de sus adversarios, lo tildaron de populista, demagogo, cosista, y caracterizaban que su relato era poco sustancioso; que era poco o nada creíble su renovación, no sólo por su edad sino además en términos ideológicos.

Vuelve a postular el año 2005, y es historia sabida que no tuvo una buena performance electoral, pero en el primer Gobierno de Piñera es designado como ministro de Educación y después como el primer titular de Desarrollo Social, en ambos casos, fue objeto de grandes críticas, y cuando los memes empezaban a nacer en Chile, fue protagonista de muchos; nuevamente era criticado, pero ahora reforzado con un perfil ultra conservador. 

Ha corrido harta agua bajo el puente. Después de una poco amable pasada por el Gabinete de Piñera I y un posible retiro de la política, Lavín volvió a Las Condes. Una carrera que ya tenía ganada apenas declaró la UDI, sorpresivamente, que sería el candidato. Llevando un año y algo de gestión, quienes hace 18 años parecían no perdonarle una, hoy lo “llevan en andas” en redes sociales, y parecen ser los más progresistas-lavinistas. Pero, ¿qué tanto pudo cambiar Lavín en su discurso y en sus políticas para generar esto? En lo general no mucho, analicemos un poco. 

Su discurso sigue siendo conciliador. Desde su carrera presidencial de 2000, nunca fue un actor que utilizara una retórica confrontacional, recordemos su bacheletismo aliancista, por dar sólo un ejemplo. Sus políticas tampoco distan mucho de las de antes. Siempre han sido con un claro tinte social o han buscado soluciones inmediatas a problemas que pocos habían querido/podido visualizar. Más bien pareciera que son sus hoy halagadores quienes se sienten más identificados con él, que un giro en su actuar; punto para Lavín, el tiempo le dio la razón. No es que todos se volvieron UDI de un momento a otro, pareciera que le quitaron su sesgo, a priori, al análisis. 

Muchos lo comparan con Jadue, y los muestran como los alcaldes más destacados por sus políticas transgresores, pero ¿por qué Jadue no parece generar el mismo fenómeno? Radica en algo tan simple como el discurso y la táctica.

El alcalde de Recoleta es confrontacional en materia política dura, sin tener empachos en criticar al actuar de alcaldes aliados como Gonzalo Durán, y para que decir a la hora de debatir frente a la derecha o en temas delicados como el conflicto palestino - israelí. Jadue mezcla sus buenas iniciativas con política dura, y parece que no es la fórmula correcta para la ciudadanía, así por lo menos lo dicen las encuestas. 

Con sus políticas populares, su discurso conciliador, el poco orden en las llamadas “oposiciones”, Lavín se ha transformado en la carta más atractiva para su coalición, así lo dicen los números: Casi dos décadas después, volvió a ser el político más atrayente.

Queda mucho tiempo, lo sabemos, pero hoy en los lugares donde se pueden potenciar las candidaturas, Gabinete y Congreso, parece que las diferencias son más fuertes y la formula Lavín está funcionando.

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