Chirac abandonó el hospital sonriente y sin problemas para caminar
El presidente francés fue enfático en demostrar que el fallo cardiaco que sufrió la semana pasada no le dejó secuelas motrices, como había especulado la oposición.
Jacques Chirac, presidente francés, salió sonriente y a pie del hospital militar de Val-de-Grace, donde había ingresado el viernes 2 de septiembre a causa de un "pequeño" accidente vascular.
Antes de reunirse con la prensa que le esperaba, el jefe de Estado francés, acompañado de su esposa, Bernadette, dedicó varios minutos a despedirse del equipo médico que le atendió.
Sin entrar en detalles sobre sus planes inmediatos, el presidente francés dijo "estar particularmente feliz" ante la idea de "volver a casa", aunque recalcó los excelentes cuidados que había recibido.
"Ahora voy a volver a casa y retomar mis actividades. Los médicos me recomendaron que durante una semana sea razonable y lo seré tanto como me sea posible", comentó.
"Soy alguien disciplinado, así que seré razonable", aseguró el presidente, quien dijo sentirse "en muy buena forma".
Para "no ocultarles nada, y esta será mi última palabra, empezaba a estar ansioso por salir y el tiempo empezaba a hacerse largo. Sobre todo a la hora del almuerzo, que estoy muy contento de ir a tomar ahora", añadió.
Visiblemente contento, el presidente francés agradeció a los periodistas su presencia allí y la oportunidad que le daban de "poder saludar a los franceses y francesas" nada más terminar su hospitalización.
En estas primeras declaraciones tras ser dado de alta, Chirac, de 72 años, dijo estar "siempre maravillado por la calidad a la vez técnica y humana de nuestro sistema hospitalario".
La noticia de que el jefe de Estado francés sería dado de alta la mañana de este viernes se produjo pocas horas antes, aunque se esperaba a más tardar para el sábado 10.
Chirac, que en noviembre cumplirá 73 años, ingresó el 2 de septiembre en el hospital militar de Val-de-Grace, aquejado de "una pequeña hemorragia cerebral" que conllevó "un pequeño hematoma" y ciertos problemas de visión.
Desde su llegada al Elíseo, en 1995, Jacques Chirac había hecho gala de una salud de hierro.
En 2003, el Gobierno desmintió con rotundidad los rumores de que sufría problemas auditivos y de que portaba una prótesis en su oído derecho.
La última hospitalización oficial del presidente francés data de su larga época al frente del Ayuntamiento de París, cuando en 1983 le operaron por segunda vez su fémur izquierdo, fracturado en un accidente de automóvil ocurrido en 1978. (EFE)