Oasis hizo gala del flemático estilo británico en su nuevo paso por Chile
Los hermanos Gallagher y su pandilla realizaron una sobria presentación en la que, sólo con sus viejos éxitos, lograron entusiasmar a las cerca de 7.000 personas que llegaron hasta el Velódromo del Estadio Nacional.
Por Claudio Cuevas ccuevas@cooperativa.cl
En una demostración de la tan mentada apatía inglesa se convirtió la hora y media de concierto que brindaron en el Velódromo del Estadio Nacional los ingleses de Oasis, en su segunda visita al país tras el concierto de 1998 en San Carlos de Apoquindo.
Puntualmente -otra característica de las islas británicas- a las 21:00 horas del domingo aparecieron sobre el escenario Liam y Noel Gallagher (voz y guitarra, respectivamente), acompañados de Gem Archer (guitarras), Andy Bell (bajo), Zak Starkey (batería, hijo del ex The Beatles Ringo Starr).
En ese instante, comenzaron a sonar los acordes de "Turn up the sun", primer track de su último disco, "Don't believe the truth". Le siguió el primer single del álbum de 2005, "Lyla", que logró algunos coreos de parte del público que sólo se consolidaron con la llegada de "(What's the history) Morning glory", del homónimo disco de 1995.
Con los ánimos un poco más cálidos, abandonó el escenario Liam, dejando a su hermano mayor a cargo de la voz. Quizá su estilo más retraído le haga más simpático al público, porque los gritos "¡Noel!, ¡Noel!" se hicieron escuchar hasta que el músico de Manchester murmuró un cansino "thank you Santiago", para luego interpretar la beatlesca "The importance of being idle".
Luego se fueron combinando canciones del nuevo álbum con algunos de sus primeros éxitos, lo que fue dejando en evidencia que los 7.000 asistentes querían escuchar más de los viejos Oasis que de sus últimos discos. Lo que pasaba era lo siguiente: "Love like a bomb" y "A bell will ring" eran escuchadas y quizá hasta tarareadas por parte del público, pero cuando "Acquiesce", "Live forever" sonaban, la gente saltaba, cantaba y levantaba banderas de Chile, Reino Unido e incluso alguna bufanda de Manchester City, el club de fútbol favorito de los Gallagher.
Más aún cuando cerca de la hora del concierto, y con dedicación de Liam, los británicos entonaron "Wonderwall", el single que los llevó a la fama mundial o "Champagne supernova", coincidentemente ambas de "(What's the history) Morning glory". Incluso, las jóvenes montadas sobre los hombros de sus parejas se multiplicaron en esos instantes.
Sin embargo, los Gallagher y su pandilla, que a excepción de Archer, se mostró tanto o más apática que los reconocidamente conflictivos hermanos, decidieron enfriar el ambiente que recién comenzaba a entibiarse y se retiraron del escenario.
Alguna gente comenzó a irse y sólo se dejaron escuchar unos tibios silbidos. Sin esperar mucha insistencia, la banda volvió al escenario a eso de las 22:14 horas, para interpretar "Guess god thinks I'm Abel", de la placa "Don't believe...".
Un último momento de "coreo masivo" estuvo a cargo de la interpretación que Noel hizo de "Don't look back in anger" -nuevamente de "(What's the history) Morning glory"-, para cerrar una hora y media de concierto con "My generation" de The Who, en medio de aplausos. Solo eso. Ni gritos, ni llanto, ni desmayos. Una despedida flemática como los británicos.
Yo opino
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Carola, 22 años.
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