Grupo Divididos tuvo su revancha en tierras chilenas
Tras su frustrada venida en 2004, "la aplanadora del rock" se presentó la noche del sábado ante 1.500 personas, en un recital en que el "nuevo" baterista brilló con luces propias.
Por Gonzalo Rodríguez T. gonzalor@cooperativa.cl
A casi dos años de su frustrada venida a Chile, el grupo argentino Divididos volvió a reencontrarse con el público local, ante unas 1.500 personas que repletaron el Teatro Teletón.
Con bastante retraso, Ricardo Mollo y compañía salieron a escena alrededor de las 23:19 horas, pese a que la convocatoria era para las 21:00.
Previamente y cerca de las 20:30 horas, los locales Triciclo y posteriormente Mandrácula se encargaron de poner los primeros acordes rockeros de la jornada.
Largos días habían pasado desde aquel 30 abril de 2003 en que Divididos había tocado en el Estadio Víctor Jara, hecho que aún estaba en la memoria del vocalista y guitarrista de la banda.
"Disculpen la demora, no la de ahorita sino por el tiempo que nos tardamos en volver. Nos gustaría venir todos los inviernos", dijo Mollo en medio de los aplausos y cánticos con que fue recibida la denominada "aplanadora del rock".
Los argentinos echaron mano de su amplio repertorio, entre los que se contaron los éxitos "Qué ves", "Cielito lindo", "Vida de topos" y "Tomando mate en La Paz".
Fue un concierto en el que nuevamente Ricardo Mollo y el bajista Diego Arnedo dieron cuenta de su experiencia y pericia musical, en una noche sabatina en la que el joven Catriel Ciavarella -quien reemplaza a Jorge Araujo en la batería desde 2004- demostró la vitalidad y potencia que pretende imprimir como sello característico en su paso por la banda.
El afiatamiento entre los tres fue total, tanto a la hora de lucirse en conjunto o de manera personal, como por ejemplo en el ya clásico instante en que Ricardo Mollo toca la guitarra con una zapatilla que algún fan le lanza o sus posteriores riffs en los que pone a prueba su dentadura.
Cuando el reloj ya marcaba la 01:17 horas, el esposo de la actriz uruguaya Natalia Oreiro se acercó al público y estrechó las manos que buscaron las suyas, para luego arrancar las cuerdas de una de sus guitarras y ofrendarlas a los asistentes a la velada musical.
Diego Arnedo también repartió saludos, al tiempo que un seguidor de los argentinos logró burlar la seguridad y alcanzar a abrazar a Mollo antes de que los guardias lo cercaran.
Como trofeo obtuvo la uñeta del músico, pero no fue el único que fue para su hogar con recuerdos tangibles de la banda, ya que Catriel Ciavarella lanzó baquetas por doquier en su feliz despedida de un público que lo premió con aplausos durante todo el recital. (Cooperativa.cl)