Primer ministro de Timor Oriental renunció para frenar la crisis del país
El jefe de Gobierno era responsabilizado por la irrupción de bandas armadas de civiles en la que fue hasta 1975 colonia portuguesa y luego parte de Indonesia.
El primer ministro de Timor Oriental, Mari Alkatiri, anunció este lunes su dimisión para tratar de acabar con la crisis que afecta a la pequeña nación del sudeste asiático.
Alkatiri dijo que estaba dispuesto a dejar su cargo para evitar que dimita el presidente del país, Xanana Gusmao, en una conferencia de prensa en Dili transmitida por los medios australianos.
La dimisión se produjo un día después de que José Ramos Horta renunciase como ministro de Relaciones Exteriores y Defensa, al igual que lo hizo el ministro de Telecomunicaciones, Ovidio Amaral, como forma de protesta hasta que el partido en el gobierno, el Fretilin, liderado por Alkatiri, escogiera un nuevo líder.
El primer ministro indicó que su dimisión tiene como objetivo evitar la del presidente Gusmao, quien la semana pasada amenazó con dejar su cargo si no lo hacía el primer ministro.
Alkatiri recibió ayer el apoyo del Fretilin, que tomó una decisión consensuada de mantener al primer ministro en el cargo a pesar de las presiones de políticos, ciudadanos y de la iglesia a favor de su dimisión.
El jefe del Gobierno es culpado por gran parte de la opinión pública timorense de causar la ola de violencia ocurrida en el país tras el despido de 600 militares -un tercio de todos los efectivos- en marzo pasado, por manifestarse para exigir el fin de la discriminación étnica.
Unas 30 personas murieron en enfrentamientos que se desataron en las calles de Dili tras los despidos de los militares, con la aparición de bandas de civiles armadas protagonizaron enfrentamientos.
Otras 100.000 personas huyeron de sus hogares en Dili y la gran mayoría aún permanecen en campos de refugiados y en lugares considerados seguros como iglesias y seminarios católicos.
La crisis timorense determinó la intervención de fuerzas de Australia, Malasia, Portugal y Nueva Zelanda con la misión de frenar los enfrentamientos violentos. (EFE)