Cinco minutos bajo el agua bastan para provocar daño cerebral, según neurólogo
Tomás Mesa afirmó que una pronta reanimación y la temperatura del agua pueden ayudar a proteger el cerebro.
Basta medio palmo de agua para que un niño se ahogue, señaló el médico respecto al caso de Ema Velasco.
El neurólogo del Hospital Clínico de la Universidad Católica Tomás Mesa señaló que bastan cinco minutos en los que un niño esté debajo del agua para sufrir algún tipo de secuela neurológica, en referencia al caso de la hija del ministro Andrés Velasco, quien se encuentra grave tras caer a una piscina en Zapallar.
"Un niño, frente a un ahogamiento, sobre cinco minutos podría dejar importantes secuelas, pero depende un poco también de la temperatura del agua. Una temperatura de agua muy fría, que produce hipotermia, puede proteger también" junto a una oportuna reanimación, indicó el doctor a El Diario de Cooperativa.
El neurólogo explicó que el coma se induce para que "el cerebro descanse, repose y se deshinche", aclarando que "cuando uno se ahoga, se produce poca llegada de oxígeno y un espasmo en el cuerpo que hace que el corazón y la respiración disminuyan el oxígeno al cuerpo, y eso lo que hace que el cerebro se hinche y puede provocar convulsiones y algunos infartos"
Mesa explicó que esta situación médica se mantiene regularmente unas 48 horas habitualmente "pero puede ser menos o más, Lo más probable es que estén haciéndole electroencefalograma de forma continua y también se le hagan imágenes como scanners y resonancia magnética para saber cómo va la evolución".
El médico agregó, además, que los accidentes son la primera causa de muerte en los niños entre uno y cinco años y que basta medio palmo de agua para ahogarse "pero también ha habido educación en ese sentido, y estamos más conscientes en poder poner rejas y estar al cuidado de los chiquillos".
Reanimación clave
Por su parte, el jefe de la UCI pediátrica de la Clínica Alemana, Jorge Roque, señaló a Una Nueva Mañana que cuando se produce una asfixia por inmersión "la precocidad con que se haga la reanimación marca la diferencia", ya que existe mejor sobrevida y menos probabilidad de secuelas neurológicas.
De darse el caso, "las recomendaciones son una resucitación precoz, respiración boca a boca -si es preciso en el agua-, y es la medida de mayor eficacia y que realmente mejora el pronóstico, y si es posible sacar al niño del agua lo antes posible sin dejar de realizar la maniobra de resucitación".
"Uno no debe abandonar las maniobras nunca, incluso si llega la ambulancia, uno mantiene la reanimación el tiempo que sea necesario, hasta llegar al servicio de urgencia" enfatizó el médico, ya que "no existe una medida más efectiva y que mejore el pronóstico que la reanimación".