Iglesia Católica de Irlanda ocultó abusos sexuales con la venia de autoridades
Un informe de la Arquidiócesis de Dublín reconoció la práctica.
El objetivo era evitar escándalos y mantener el prestigio del credo.
La Iglesia Católica de Irlanda hizo público un informe oficial sobre denuncias de abusos sexuales cometidos por sacerdotes entre 1975 y 2005, concluyendo que la institución religiosa gozó de inmunidad durante décadas para ocultar los delitos de sacerdotes contra menores en Dublín.
El documento, elaborado por la juez Yvonne Murphy y una comisión establecida en marzo de 2006 por el gobierno, da cuenta de la connivencia entre la jerarquía eclesiástica y las autoridades del Estado.
La tolerancia de la policía y la Fiscalía con los abusos sexuales, sirvió -dice el texto- para encubrir los esfuerzos de cuatro obispos dublineses por mantener el prestigio de la Iglesia Católica, proteger a los pederastas y evitar escándalos.
El informe, que cita denuncias con nombre y apellido contra 172 sacerdotes, fue presentado por el ministro irlandés de Justicia, Dermot Ahern.
Una "historia negra" en la isla
Aunque los abusos físicos y síquicos de niños en parroquias e instituciones educativas públicas gestionadas por la Iglesia Católica son considerados sistemáticos desde la creación del Estado Libre irlandés (1922), uno de los primeros casos que alcanzó notoriedad fue el del padre norirlandés Brendan Smyth, quien ejerció en Belfast, Dublín y EE.UU.
El sacerdote fue arrestado en 1994 en la República de Irlanda y encarcelado después por abusar sexualmente de 20 menores, niños y niñas, durante un periodo de más de 40 años.
Su detención golpeó no sólo a la Iglesia Católica y a la sociedad, incrédula aún respecto a este tipo de casos, sino también al gobierno de la época, que abandonó el poder por su manejo del proceso de extradición a Irlanda del Norte de Smyth, quien falleció en prisión en 1997, a los 70 años.
Ocho años después, la pequeña diócesis de Ferns, al sureste de Irlanda, acaparó la atención nacional e internacional cuando un informe reveló la existencia de más de 100 casos de abusos sexuales cometidos entre 1962 y 2002 por sacerdotes, algunos de los cuales trabajan o trabajaron en algún momento en la de Dublín.
Aquella investigación también denunció la pasividad de varios obispos de la diócesis a la hora de proteger a los menores y la actuación de la policía, acusaciones que se han repetido en posteriores investigaciones.