Nicolás Massú decepcionó y cedió el primer punto ante Ivo Minar
El ex campeón olímpico lució errático y dejó que el checo ganara en confianza desde el primer juego.
El viñamarino mostró su ofuscación con la cancha y careció de armas para vulnerar la solidez del centroeuropeo.
Un golpe a la ilusión fue el que recibió este viernes el equipo chileno de Copa Davis, puesto un errático Nicolás Massú (101°) fue incapaz de darle el primer punto al conjunto nacional en la confrontación ante los checos y se inclinó por 6-0, 6-2 y 6-3 ante el sólido tenis del checo Ivo Minar (247°).
Atrás pareció quedar el espíritu de luchador espartano del ex campeón olímpico. Atrás también parece quedar ese tenis que lo llevó a la elite del deporte blanco. Este viernes, en el Enjoy Tennis Center debía responder a su favoritismo, a ser el líder del equipo, pero falló y lo hizo de manera evidente.
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| Massú tuvo una olvidable actuación frente a Minar. (Foto: EFE) |
Esto porque nunca tuvo reacción. Ni en el primer set, donde se inclinó por un rotundo marcador, ni a lo largo de la brega. Massú estuvo alejado de sus mejores golpes, de su espíritu luchador e incluso de las tibias muestras de ánimo que llegaron en poca cantidad al recinto coquimbano.
En el segundo parcial intento una levantada, buscó alternativas, pero no las encontró. Minar, un jugador que nunca había ganado un partido de Copa Davis, ganó en confianza, se inspiró y con un sólido servicio y un mejor juego de fondo de cancha hizo trizas cada una de los intentos de reacción del ex campeón olímpico.
Pese a que el público lo alentaba con alguno que otro "¡Vamos Nico!", el ex top ten no reaccionó, se enredó en su discreto tenis, y terminó ofuscado con la cancha luego de la imprecisión de un par de botes, signo inequívoco de su irregularidad.
En el tercer capítulo, Massú quemó todas sus naves, pero ni así alcanzó. A esa altura Minar jugaba con soltura, casi como uno de los mejores del orbe. El viñamarino, en tanto, parecía un luchador abatido, carente de espíritu y sin poder de reacción.
Fueron tres sets lapidarios y en menos de dos horas, un dato que sólo sirve para reflejar el complicado presente del doble medallista olímpico.
