Ancianos japoneses ven en la cárcel un refugio ante la soledad
Uno de cada cuatro personas detenidas por robo en 2010 era mayor de 65 años.
En vista de ello, el Estado reacondicionará las instalaciones penales.
El último informe anual sobre delincuencia en Japón arrojó que uno de cada cuatro japoneses detenidos por robo en 2010 era mayor de 65 años, lo que fue explicado como una consecuencia de una sociedad más individualista.
Est
o, ya que se rompió la tradición ancestral de reunir bajo un mismo techo a tres generaciones de una misma familia. Una situación que garantizaba a los abuelos que en la etapa final de su vida estarían bajo el cuidado de sus familiares más próximos.
La soledad y la falta de recursos económicos son las principales razones que empujan a delinquir a este colectivo, cada vez mayor en la sociedad japonesa.
Así parece demostrarlo una encuesta realizada el pasado año por la policía de Tokio entre un colectivo de mil personas sospechosas de dejarse atrapar con las manos en la masa. Más de la mitad dijeron que no tenían "nada para vivir" y otro 40 ciento aseguró no tener amigos ni familiares.
Y para huir de su soledad y del abandono de sus familiares, muchos de ellos han llegado a la conclusión de que el mejor sitio donde pueden estar es en la cárcel, donde tienen un techo, comida caliente y compañía. "En el plan afectivo, en la prisión los ancianos son prisioneros mimados, mientras que la sociedad exterior es muy dura con ellos", declaró Saito, quien salió hace poco de la cárcel, a la emisora France Inter.
Ante el aumento de la población carcelaria de la tercera edad, las autoridades japonesas han decidido adecuar las instalaciones. Así, por ejemplo, una planta entera de la prisión de Onomichi, cerca de Hiroshima, ha sido adaptada a las necesidades de estos reclusos.