La violencia regresa a favela brasileña que había sido limpiada de narcotráfico
A Alemao fueron enviados unos 100 soldados y dos blindados de la Marina.
Fue considerada durante décadas como el principal fortín del narcotráfico
Blindados de la Marina y decenas de policías reforzaron este miércoles la seguridad en la favela del Alemao, una barriada de Río de Janeiro de la que las autoridades habían expulsado a las bandas del narcotráfico que la dominaban pero que en las últimas tres noches fue escenario de violentos enfrentamientos.
La decisión de reforzar la presencia de la fuerza pública fue tomada después de que, por tercera noche consecutiva, la policía se enfrentara a balazos con grupos de delincuentes, según explicó el general César Leme, a cargo de la operación.
Según el oficial, a esa favela fueron enviados unos 100 soldados y dos blindados de la Marina, así como 50 agentes de la Policía Militar, que se sumaron a los 200 efectivos que ocupan la barriada de forma permanente desde el año pasado.
La zona fue considerada durante décadas como el principal fortín del narcotráfico en Río de Janeiro, hasta que en noviembre pasado una fuerza compuesta por casi 2.000 efectivos del Ejército, la Marina y la Policía desalojó a los delincuentes.
Pese a que la operación fue considerada en su momento un "éxito" por las autoridades, el general Leme admitió que "el tráfico de drogas no fue totalmente expulsado" y que persisten pequeños grupos a los que responsabilizó de los tiroteos de los últimos tres días, que pese a su intensidad sólo han dejado un herido hasta ahora.
La ocupación de la favela del Alemao el año pasado se desarrolló dentro de un plan del Gobierno para llevar seguridad a las zonas más pobres de la ciudad, que durante décadas estuvieron virtualmente abandonadas por el Estado y se convirtieron en refugio de todo tipo de delincuentes.
En esa barriada se instaló una Unidad de Policía Pacificadora (UPP), como se conoce a unas instalaciones en las que trabajan de forma permanente agentes de seguridad y asistentes sociales.
En los últimos dos años, las autoridades de Río de Janeiro han instalado una veintena de UPP en igual número de favelas, en las que se han reducido sensiblemente los niveles de violencia urbana.