Devo debutó con "fugaz" show en Chile
La banda estadounidense se presentó en el Teatro Cariola, como uno de los sideshows del festival Rock Out.
Se trató de una hora de música, que se alzó como un repaso de grandes éxitos.
El quinteto durante "Whip it".
Fuera luces. Cuenta regresiva al más puro estilo del cine de antaño en una gran pantalla. Sucesión de imágenes que revisan una nutrida videografía creada por cinco músicos emanados desde Ohio, Estados Unidos. Las texturas de los pasajes audiovisuales llaman hacia la nostalgia de exitosas melodías que se vienen escuchando desde fines de los setentas y que sonaron hasta el cansancio en los ochenta. De fondo, en el audio, la intro en loop de "That's good".
Pocos minutos después de las 21:00 horas de este jueves y uno a uno, entraron al escenario los músicos investidos en su característico traje completamente amarillo. Pero el vestuario no estaba completo. Aún así, como el disparo de partida en una carrera, el líder Mark Mothersbaugh se abrió camino entre instrumentos y cableado para poner en marcha el concierto que marcó el debut de Devo en Chile, dando rienda suelta a ese tema que calentó motores por un buen rato.
Era un cheque en blanco que había quedado sin cobrar desde 2007. En ese momento, la logística jugó en contra. La producción fue incapaz de traer al país los equipos de los estadounidenses, desde Brasil. La indignación fue el sentimiento que afloró en todos esos fanáticos que habían comprado con antelación su entrada para verlos. El show se canceló apenas un día antes de que se concretara. Frustración.
Pero ahora esos frustrados pudieron cobrar. Aunque fuera por los escasos y fugaces 60 minutos en que se extendió este sideshow de Rock Out Fest, que tuvo lugar en el Teatro Cariola.
Rasgando sus vestiduras
Fue un espectáculo que se distanció de lo que estaban haciendo hasta hace algunas fechas atrás, con su gira Hardcore Devo en Estados Unidos, recorrido en el que se volcaron a interpretar canciones menos masivas del grupo. No, lo de ahora fue un compilado de grandes éxitos, como show festivalero, directo al grano.
Para "Girl u want", el segundo tema de la noche, completaron su propuesta estética y entraron en escena los "energy domes", esos cascos rojos tan propios de la banda, que se asentaron en cada una de las cabezas de los músicos y que, por supuesto, hicieron juego con los que habían comprado varios integrantes del público, en la previa al espectáculo. Volaron también desde el escenario otros tantos como regalo de la banda, en medio de la excitación por "Whip it".
"Satisfaction" -su particular visión del clásico de The Rolling Stones-, "Uncontrollable urge" y "Mongoloid" se sumaron a la acción. Y, a pesar de que la interacción con el público no tuvo gran espacio, se notó el enganche de los músicos con su audiencia. Rasgaron, literalmente, sus vestiduras, para lanzar los restos a quien los alcanzara en medio de las 1.200 personas que asistieron al espectáculo, según estimó la producción.
Quedando vestidos como árbitros en un partido de fútbol, completamente de negro, con una polera con el logo de Devo y el dibujo del icónico casco en la manga izquierda, el quinteto se lanzó directamente a "Jocko homo" y "Smart Patrol/Mr. DNA". La emoción fue tal que en el solo de esta última canción, el guitarrista Bob Mothersbaugh desatado llegó a cortar las cuerdas de su instrumento. Emoción y distorsión en un solo ejemplo. Porque, como lo explicaría Gerald Casale en varios momentos, "la D-evolución es real", y este concierto lo seguía demostrando, al contagiar con sus ritmos a los asistentes.
"Gates of steel" dio pie para un temprano receso. La gente que hasta ese minuto no dejaba de bailar se dio un respiro, siempre atenta a lo que iba a pasar. Pero jamás proyectaron o que vendría.

"¡Tienen muchos temas más!"
Al ritmo de "The Star-Spangled Banner", Devo retornó para interpretar "Freedom of choice" y "Gut feeling", la penúltima en el setlist de 12 canciones que tenían preparadas. Sí, 12.
Antes de poner el sello a su presentación, Casale intervino para poner la nota solemne a todo lo que ocurría: "Bob número 2 de Devo -dijo-. Aguantó estoicamente. Esta canción es para él". Los fanáticos se sumaron con aplausos al músico para recordar a su hermano, Robert Casale, quien dejó de existir el pasado 17 de febrero, por una falla cardiaca; y recibieron en sus oídos "Beautiful world".
"Lo extrañamos mucho. Pero si el pudiese estar aquí, si hubiese venido a Chile, habría dicho es: 'un bello mundo'", añadió Mark Mothersbaugh, en medio de la canción, antes de coronar todo lanzando pelotas saltarinas de colores al público, que luchó por agarrar alguna.
22:00 horas, termina el show. Como si hubiesen estado cronometrando 60 minutos exactos. Pero nadie se mueve del lugar, es que no podían creer que todo había terminado. Esperaron 15 minutos más, sólo para ver cómo el staff de la banda desarmaba los equipos. "Pagué 50 lucas por una hora. ¡Tienen muchos temas más!", se escuchó como lamento entre la multitud.
Varias personas se acercaron a la mesa de sonido para asegurarse de que todo había concluido. Lo que temían era verdad. Después de llamados en coro a la banda y una que otra pifia, el público se convenció de que no había nada más que hacer y partieron resignados.
Sin embargo, aún queda una oportunidad para ver a Devo en Chile. La banda se presentará en el escenario Transistor del festival Rock Out, este sábado 6 de diciembre a las 20:20 horas. Las entradas están disponibles a través del sistema Punto Ticket con un valor en Preventa II de 35 mil pesos, más cargo por servicio.