La columna de Pelotazo: El gol de penal que enoja al miserable

Publicado:
Autor: Cooperativa.cl

Subamos al nivel a esto. Un gol desde los doce pasos vale lo mismo que uno de fuera del área, uno olímpico, uno de cabeza, uno de rabona, incluso que un autogol.

 Archivo Photosport

Hay una situación que me tiene molesto hace mucho tiempo. Tiene que ver con la ceguera de ciertos hinchas que a través de las redes sociales sólo encuentran bueno lo de su equipo y malo lo del resto. Aunque sea lo mismo: un triunfo, un título.

Cuando es algo malo, callan. Cuando es algo malo de su equipo, obviamente. Porque cuando es algo malo del otro salen los justicieros a hablar de robos, de ayudas, etcétera.

En esa línea entran los penales. Y bajo dos puntos de vista.

El primero. Si el penal es para su equipo y fue mal cobrado, se quedan silentes. Sin internet, le dicen ahora. Pero lo celebran igual, como debe ser. Si la pena máxima es para el rival o para el archirrival, y fue mal cobrado, comienza una guerra. "Que hasta cuándo, que siempre pasa lo mismo, que por eso el fútbol está como está…".

El segundo. Y el más triste: mirar en menos los goles de penal. Chile acaba de ganar su primer título gracias a esa vía, nunca antes había derrotado a un contrincante en una definición desde los 12 pasos e igual aparece ese miserable bajando el nivel a la conquista.

Se hace bajo el patrón del punto anterior. Ejemplo. Esteban Paredes hace un gol de penal y algunos hinchas de Universidad de Chile preguntan: ¿Y cuántos de penal? Como si fuera muy fácil anotar así. Al menos la historia de nuestro fútbol demuestra que no lo ha sido.

Otro ejemplo. Gustavo Canales hace un gol de penal y algunos hinchas de Colo Colo preguntan: ¿Y cuántos de penal? Paremos. En serio.

Como si fuera poco ahora entró un cruzado a este triste baile. El sábado en Santa Laura, Universidad Católica venció 2-1 a Magallanes… con un tanto de penal de Michael Ríos. De inmediato aparecieron alumbrados preguntando: ¿Y cuántos de penal? Lo siento por el volante estudiantil, pero entró a la fiesta con Paredes y Canales.

¿Y cómo sé que preguntan por molestar o para burlarse? Porque cuando anota Arturo Vidal o Charles Aránguiz mediante ese expediente, nadie pregunta.

Subamos al nivel a esto. Un gol de penal vale lo mismo que uno de fuera del área, uno olímpico, uno de cabeza, uno de rabona, incluso que un autogol.

Situaciones como ésta dan fuerza al argumento que algunos sujetos tienen más odio por un club que amor por el suyo. Y a esos, mejor tenerlos lejos. Celebremos lo nuestro, gocemos lo nuestro y dejemos de preocuparnos del vecino.