China impulsa la captura y uso de dióxido de carbono con proyecto en Mongolia Interior
El gigante asiático avanza en tecnologías limpias con un plan que ya ha inyectado más de 70 mil toneladas en yacimientos petrolíferos, mejorando la producción y reduciendo emisiones.
Más de 70.000 toneladas de dióxido de carbono (CO₂) han sido inyectadas en yacimientos petrolíferos del campo de Bayan, en Bayannur, Mongolia Interior, como parte de un ambicioso proyecto de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS, por sus siglas en inglés). La iniciativa posiciona a esta zona del norte de China como una de las grandes bases de almacenamiento y uso de CO₂ del país.
Según informó el Gobierno local, el campo petrolífero de Bayan cuenta con más de 300 pozos de producción y depósitos de crudo a gran profundidad. Durante años, se aplicó el método tradicional de recuperación por inyección de agua, con una tasa de éxito cercana al 20%. Sin embargo, desde 2020 se explora el uso de CO₂ para mejorar la extracción, lo que ha permitido elevar la tasa de recuperación hasta un 45%, además de reducir las emisiones y el consumo de agua.
El geólogo jefe de la filial de Exploración y Desarrollo de Bayan de PetroChina Huabei Oilfield, Yang Xuesong, destacó que este avance es resultado directo del proyecto CCUS, una tecnología emergente que busca un desarrollo más eficiente y bajo en carbono de los combustibles fósiles.
China, que se ha comprometido a alcanzar su pico de emisiones antes de 2030 y lograr la neutralidad de carbono para 2060, ha acelerado el despliegue de proyectos CCUS. Según un plan nacional, a finales de 2024 operaban 126 proyectos de este tipo, 77 más que en 2020.
El impulso a esta tecnología no se limita a tierra firme. En mayo, China puso en marcha su primer proyecto CCUS marítimo en la cuenca de la desembocadura del río Perla, donde se captura CO₂ de la explotación petrolera y se inyecta en yacimientos submarinos para incrementar la producción y reducir emisiones.
La experiencia china con CCUS podría servir de referencia para países latinoamericanos productores de petróleo, como México, Brasil, Colombia o Venezuela, que buscan reducir sus emisiones y optimizar la explotación de sus recursos. La combinación de recuperación mejorada y mitigación climática abre la puerta a modelos energéticos más sostenibles en la región.