Palabras clave de China: El Museo del Palacio

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Tesoros, paisajes y artefactos milenarios que revelan cómo China ha tejido su identidad cultural y diplomática desde la Ciudad Prohibida.

Por: Joaquín Sáez*

Este año se cumplen cien años desde la creación del Museo del Palacio (故宫), establecido en 1925. Este espacio no sólo resguarda una vasta colección de piezas, sino que también encarna el espíritu político, social, y el desarrollo cultural de las Dinastías Ming y Qing durante quinientos años, desde la Ciudad Prohibida, corazón de la capital china de Beijing. En este contexto, se presenta Palabras Clave de China, una serie de libros que expresan el esfuerzo por proyectar internacionalmente el pensamiento y la cultura china. En esta edición, se presenta el Museo del Palacio en la Ciudad Prohibida de Beijing.

En esta entrega de la serie "Artefactos Culturales y Herencia" se combina tradición y vanguardia con artefactos arqueológicos y tesoros imperiales que datan de hace al menos 5000 a 6500 años atrás, posicionando la importancia del Museo del Palacio como espacio guardián de la Ciudad Prohibida, sitio Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO y espacio idóneo para empaparse de un Estado-Civilización como China.

El lector se sorprenderá al identificar cómo algunas de las piezas, presentadas cronológicamente, dan cuenta de un trabajo arqueológico realizado bajo los reinados de distintos emperadores Ming y Qing (1368-1644 y 1616-1911 d.C.). Esta actividad científica contiene un anhelo de encuentro temprano con culturas como Hongshan (4700-2900 a.C.), los periodos de Primaveras y otoños junto a los Reinos Combatientes (770 A.C-221 a.C.) y la Dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.), transmisores de la identidad imperial que rastreamos hasta el presente.

Se nos presenta la Ciudad Prohibida y sus distintos palacios, explicando las actividades ceremoniales, religiosas, académicas y políticas que tenían lugar en cada uno de ellos. Luego se mencionan reliquias que van desde la era prehistórica hasta la Dinastía Yuan mongola (1206-1368).

Luego conocemos la colección de piezas reales de las dinastías Ming y Qing, cuidadosamente preservadas y con exquisitos detalles. Finalmente, se exhiben objetos que representan el esfuerzo de contacto diplomático de la época con distintas regiones del mundo, plasmando el sincretismo cultural de estos procesos y la influencia de los vínculos con territorios lejanos

Este aspecto también es parte de exhibiciones temporales como "La Ciudad Prohibida y el Palacio de Versalles" que incluye secciones como "El encuentro del dragón y la Fleur-de-lis", "El paisaje francés en la Ciudad Prohibida" y "La moda china en Versalles".

Con 1,86 millones de piezas, somos testigos de una minuciosa síntesis histórico-cultural junto con un crisol de influencias artísticas en un ejercicio de vinculación milenaria. Destacan artefactos como el "Dragón de Jade", una de las piezas más antiguas de las que se tiene conocimiento, representando un dragón, parte de la Cultura Hongshan. Al ver después la "túnica de satín amarillo con dragones dorados del emperador Qianlong" (1711-1799 d.C.), encontramos la continuidad de un imperio guiado por el dragón con la profundidad significativa de este elemento.

Si le sumamos a aquello un escenario natural como el de la pintura "Mil Li de Ríos y Montañas" tendremos un impacto visual mayor, que perdura en el imaginario de generaciones venideras, y más aún al saber que su autor, Wang Ximeng (1096-1119 d.C.) solo vivió hasta los 23 años, legando un escenario flotante que se eterniza y nos traslada a ese paisaje de la China profunda.

Este museo es la conjunción de dos elementos que le otorgan valor inmanente para la humanidad. Primero, la apertura de lo imperial-sagrado: una colección abierta al mundo entero, desde el complejo palaciego mejor conservado del mundo. Segundo, el rescate de la diversidad artística a través de los milenios, dejando una huella indeleble de la influencia de las distintas dinastías -particularmente de la Dinastía Qing (1616-1911 d.C.)- nos acerca a la personalidad y aficiones de emperadores manchúes como Kangxi, Yongzheng y Qianlong. Esto lo revelan piezas como el "Reloj de cobre dorado con figura escribiendo", favorito de Qianlong, presentando la figura de un pequeño hombre con rasgos europeos con un mecanismo que lo hace escribir caracteres bajo un reloj dorado, integrando lo chino y lo europeo en una sola pieza.

Palabras Clave de China es más que un libro: es una herramienta diplomática que impulsa el Diálogo de Civilizaciones y busca tender puentes de una China conectada al mundo entero. Como recurso abierto, con un lenguaje claro y entendible, nos invita a reinterpretar las piezas en escenarios contemporáneos.

El volumen logra presentar de manera sintética y rigurosa la riqueza material y simbólica del museo, mostrando cómo cada objeto expresa arte, tecnología, ritualidad y formas de vida en distintas épocas de China. Al hacerlo, también fomenta un diálogo cultural con el mundo entero, que en términos de Robert Putnam, contribuye a crear capital social puente para la comprensión intercultural.

Aunque introductorio, el libro trasciende un mero catálogo de piezas de museo: es un manifiesto sobre la importancia de comprender estos objetos como elementos vivos que nos transmiten mensajes de culturas y generaciones pasadas. Nos brinda, en suma, un lenguaje común para seguir proyectando un vínculo intergeneracional, intercultural e internacional, y encantarnos con la manera de transmitir nuestras propias riquezas patrimoniales, tal y como se ha pensado desde el Museo del Palacio.

Libro: Keywords to Understand China: The Palace Museum. Book Series: Cultural Artifacts and Heritage. «中国关键词:故宫». 书系列: 文物与文化遗产篇

*Joaquín Sáez es antropólogo Social U. de Chile, Master en Estudios Internacionales U. de Chile y Master © Political Sciences Shanghai Jiao Tong University