El legado y futuro del Centro Social y Cultural Cheng Ning Hui en Antofagasta
Fundado en 1937 para ayudar a los huérfanos de la guerra sino-japonesa, el centro hoy es un pilar cultural que busca preservar la memoria cantonesa y fomentar la integración.
En el corazón del norte de Chile, la influencia de la migración china ha dejado una huella indeleble que se extiende por casi nueve décadas. En 1937, en un contexto global convulso, nació en Antofagasta el Centro Social y Cultural Cheng Ning Hui.
Alexandra Joo, arquitecta y miembro de la directiva de la institución, conversó con Efecto China de Cooperativa para repasar los 88 años de historia de una organización que comenzó como un acto de solidaridad y hoy es un bastión de identidad multicultural.
Un origen marcado por la solidaridad
La historia de la migración china en el norte de Chile se remonta a finales del siglo XIX. Según explicó Alexandra Joo, se estima que arribaron cerca de 2.600 cantoneses a ciudades como Arica, Iquique y Tocopilla.
En Antofagasta, una comunidad de aproximadamente 800 hombres formó los cimientos de lo que sería una profunda integración cultural. Sin embargo, el catalizador para la creación del Centro Cheng Ning Hui fue un conflicto bélico al otro lado del mundo.
Joo explicó que "estos paisanos fundaron en 1901 el Club Chung Hwa, y en respuesta a la invasión de Japón a China en 1937, se organizaron para reunir fondos para los huérfanos de la guerra. Pero como no dominaban bien el español, le pidieron a sus hijos e hijas que les ayudaran a organizar la actividad de beneficencia que se denominó 'El Tazón de Arroz'".
"Y estos fondos luego fueron enviados a China por medio de la Cruz Roja. Estos jóvenes, esta juventud chino-chilena, ese mismo año decide organizarse y fundar lo que es el Centro Social y Cultural Cheng Ning Hui, o 'Pueblo Joven en Cantonés', bajo el lema: 'bajo este techo somos todos iguales'", agregó.
El símbolo del centro, un junco (navío tradicional), se mantiene hasta hoy como un recordatorio permanente de que sus abuelos llegaron por mar.
De la beneficencia a la preservación cultural
Con el paso de las décadas, los objetivos de la institución han evolucionado. Si bien el propósito original era social y de ayuda mutua, hoy el enfoque está puesto en la preservación del patrimonio inmaterial.
"Nuestro objetivo principal hoy en día es mantener viva la memoria de nuestros abuelos cantoneses, que emigraron en busca de una mejor vida al norte de Chile y nos legaron grandes valores, como la disciplina, la dedicación al trabajo y la importancia de la familia por sobre el individuo. Esa memoria colectiva es la que responde a este traspaso de tradiciones y saberes cotidianos a lo largo de estos 88 años de vida del club", señaló la arquitecta.
Esta integración se ha manifestado visiblemente en la comunidad antofagastina a través de hitos como la donación del portal del cementerio municipal en 1910 y la participación activa en eventos icónicos de la ciudad. Joo destacó especialmente la presencia del centro en el Festival de Colectividades Extranjeras desde 1983, donde la gastronomía y las artes escénicas juegan un rol fundamental.
"Para estos festivales el Cheng Ning Hui, en representación de la comunidad china residente, presenta un stand al estilo oriental y prepara platos tradicionales: wantanes, carne mongoliana, el pollo cantonés, el arroz chaufán (...) Nosotros tenemos más de 60 bailes tradicionales dentro de la larga historia del club, y sigue siendo el más representativo la Danza del Dragón y también de los Leones. Entonces, ese ha sido nuestro aporte a Antofagasta", afirmó Joo.
Desafíos futuros y el "Polo Antofagasta-China"
Mirando hacia el futuro, el centro no solo busca conservar el pasado, sino también ser un actor relevante en el presente económico y cultural de la región, considerando que China es el principal socio comercial de Chile.
"Este año, el año 2025, se creó el polo, un polo que es Antofagasta-China y que reúne a distintas entidades públicas y privadas y en el cual está presente también la comunidad china (...) Nuestro desafío como directiva es ser parte de este polo, poder colaborar, y la manera en que nosotros lo hacemos es a través del ámbito cultural", explicó la directiva.
Sin embargo, la organización enfrenta desafíos internos propios de la vida moderna, como la competencia con otros panoramas y los sistemas de turnos mineros que dificultan la participación constante de los socios. Ante esto, la estrategia es clara: involucrar a las nuevas generaciones.
"Nuestra meta es que nuestros jóvenes participen activamente en las clases de cocina, para que ellos aprendan a cocinar comida cantonesa, y que los niños y niñas participen en las clases de danza (...) Queremos mantener viva nuestra cultura y para eso también invitamos a familias descendientes o simpatizantes de la cultura china a que nos puedan contactar", concluyó Alexandra Joo.
Para quienes deseen acercarse a la comunidad, el centro abrirá sus puertas el próximo 31 de enero en el marco del Día de los Patrimonios de verano, reafirmando su compromiso de preservar y compartir su herencia con toda la comunidad.