Tironi: Kast se presenta como una restauración del Chile aristocrático del siglo XIX
El sociólogo analizó en Cooperativa el "sorprendente" discurso triunfal del republicano, expresivo de una "ética católico-conservadora centrada en virtudes personales" y en valores como el orden y la jerarquía.
Sobre Gabriel Boric y sus compañeros de generación, advirtió que "es indispensable que hagan una autocrítica ahora, que todavía son jóvenes, porque si no, su destino es bastante negro".
Tironi apuntó que la decisión de Kast de vivir en La Moneda busca simbolizar la equivalencia entre vida privada y pública. Si fuera por austeridad, "le sale más barato mantener la casa de Boric en el barrio Yungay", resaltó.
Para el sociólogo Eugenio Tironi, la figura del Presidente electo, José Antonio Kast, no solo representa un cambio político, sino la irrupción de una ética católica conservadora "muy distinta" de la derecha empresarial que lideró el fallecido exmandatario Sebastián Piñera.
Según explicó el profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica a Lo Que Queda del Día de Cooperativa, mientras el dos veces gobernante de derecha (2010-2014, 2018-2022) encarnaba la lógica de los Chicago Boys y los negocios, el fundador del Partido Republicano proviene de la Escuela de Derecho de la Universidad Católica y el pensamiento de Jaime Guzmán; una matriz que, afirmó, se traduce en una retórica centrada en las virtudes personales y el orden.
"Las palabras de de José Antonio Kast el domingo (en su primer discurso tras su victoria en las urnas) fueron sorprendentes, porque apeló obviamente a la disciplina, al orden, a la jerarquía, a la limpieza, a la exigencia de los padres hacia los hijos, hacia la salud y el cuidado personal, la educación física. O sea, ciertas virtudes personales que serían la base de una sociedad sana, basada, por cierto, en la familia y obviamente bajo la égida, la protección, de Dios, que fue invocado varias veces en su discurso", dijo Tironi.
Explicó que "es una ética católico-conservadora, pero de un cierto catolicismo que está muy, muy centrado en las virtudes personales más que en la comunidad o en la congregación de los fieles: no se habla de injusticia, no se habla de dignidad, no se habla de ese tipo de conceptos".
"Al país le va a ir bien, como dijo él (Kast) con toda claridad (la noche del domingo), si nos portamos bien. La sociedad va a ser sana si nosotros somos sanos. Va a haber comunidad si hay una familia bien estructurada. Nos coloca la responsabilidad en nosotros como individuos", señaló el analista, destacando que esta lógica de "autocuidado y orden" es "bien novedosa" frente al discurso político preponderante en las últimas décadas.
Gestos: de vivir en La Moneda a la motosierra de Milei
Esta visión tiene un correlato directo en gestos simbólicos, como el anuncio de Kast de residir en el Palacio de La Moneda junto a su familia. Lejos de ser una simple medida de ahorro o austeridad, Tironi lo interpreta como un mensaje de disciplina y unidad entre la vida privada y la pública.
"Le sale más barato mantener la casa que tiene el Presidente Boric en el barrio Yungay que hacer las remodelaciones que va a tener que hacer en La Moneda. La comida en La Moneda, sobre todo en Presidencia, no es que sea una comida de un convento; es una comida bastante buena. Tiene mozos, tiene servicios, tiene mayordomo. O sea, es una vida, más que de un monasterio, más bien de un pequeño castillo", apuntó.
El académico también subrayó que el discurso de Kast evoca una suerte de "restauración" de un Chile aristocrático y tradicional que parece mirar más al siglo XIX que al presente.
"Se presenta como la restauración de un Chile que alguna vez fue, pero fue como en el siglo XIX, y particularmente un Chile de las élites, de la aristocracia", afirmó Tironi, contraponiendo este estilo pulcro y disciplinado con la estética más "caótica" o "extravagante" de otros líderes internacionales.
"(Kast) no puede ser nada más contrastante que Milei o que el propio Trump: personas con vidas personales bastante caóticas, con familias bastante extravagantes, con gestos también del mismo tipo", aseveró.
Finalmente, Tironi advirtió que el Presidente electo deberá gestionar la tensión entre esta "alma conservadora-guzmanista" y un sector libertario más radical de su base electoral. Un ejemplo de este conflicto fue su reciente visita al mandatario argentino y la fotografía con la motosierra, que el sociólogo calificó como un error no forzado.
"Fue un faux pas (paso en falso) seguramente dirigido a aplacar a alguna hueste un poco más fanática que sigue al Presidente electo y que no quedó muy conforme con sus palabras del domingo", planteó, sugiriendo que el desafío de Kast será equilibrar su mensaje de orden institucional con las pulsiones disruptivas de sus seguidores más extremos.
Tironi y el futuro de la centroizquierda: "Vienen definiciones de fondo que se han postergado por 20 años"
Por otra parte, Tironi señaló que la centroizquierda chilena atraviesa una crisis de identidad profunda que trasciende los resultados electorales inmediatos.
"Creo que vienen definiciones de fondo que se han venido postergando hace casi 20 años. Este mundo de la centroizquierda ha venido un poquito girando en torno al carisma de Michelle Bachelet o algunos carismas que han buscado por aquí y por allá, como fue en un momento de Alejandro Guillier, ha ido renunciando a su liderazgo, a sus ideas originarias", opinó, añadiendo que "muchas" de esas ideas hoy se encuentran "obsoletas no solo en Chile, sino en el mundo entero".
A juicio del sociólogo, la generación gobernante liderada por el Presidente Boric, su partido, el Frente Amplio, y sus aliados del Partido Comunista (PC) deben enfrentar una autocrítica ineludible, dado que sus ideas "no conectaban de pronto con la ciudadanía o fueron perdiendo conexión y carecían de la madurez para conducir una institución tan compleja como es el Estado".
"Es indispensable que hagan una autocrítica y una evaluación. Todavía son jóvenes para hacerlo y, si no lo hacen ahora, yo creo que su destino está bastante negro. Yo creo que algo mismo pasa con el Partido Comunista, que fue el aliado y el hermano de este Frente Amplio, que lo apoyó, que lo respaldó, incluso buscó radicalizarlo. El papel del Partido Comunista en la Convención Constitucional, por ejemplo, fue clave. Fue en buena parte responsable de lo que surgió de allí y con los efectos que hoy día estamos viendo que tuvo, porque eso prácticamente creó una nueva mayoría en torno a la derecha, en torno a Kast", aseguró.
Finalmente, Tironi planteó que el desafío para fuerzas como la Democracia Cristiana, el PPD y otros sectores progresistas no es culpar a figuras individuales, sino "replantearse su lugar en el paisaje y apuntar a competir con el PDG por ese electorado de clase media nuevo, gran parte de regiones, que enfrenta a la vida con más inseguridad que la antigua clase media estructurada en torno al Estado".