Así lo anunció el presidente Raúl Castro ante el Parlamento de la isla.
"Hay que borrar la noción de que somos el único país en que se puede vivir sin trabajar", advirtió el mandatario.
El presidente de Cuba, Raúl Castro, anunció el domingo la ampliación del trabajo por cuenta propia en la isla y la reducción progresiva de las plantillas estatales, medidas que calificó como un "cambio estructural y de concepto" destinado a actualizar el funcionamiento económico de la isla y suprimir los "enfoques paternalistas" que no estimulan la necesidad de trabajar para vivir.
Castro indicó que se eliminarán varias prohibiciones para otorgar licencias, comercializar algunos productos y flexibilizar las contrataciones de mano de obra. También se aplicará un régimen tributario específico que servirá como "alternativa" de empleo a los trabajadores que sobran en las "abultadas" plantillas estatales y que él mismo cifró en más de un millón hace unos meses.
Tales cambios se aplicarán progresivamente y sin improvisaciones ni presiones externas. "Nadie quedará abandonado a su suerte" y "el Estado socialista brindará el apoyo necesario para una vida digna", dijo Castro. Sin embargo, "hay que borrar para siempre la noción de que Cuba es el único país del mundo en que se puede vivir sin trabajar".
En su intervención, el presidente cubano aprovechó para comentar la situación de la economía cubana, y lo hizo con un tono bastante menos pesimista que en discursos anteriores, al calificar de "alentadores" los resultados del primer semestre de 2010, que anotaron un aumento en las cifras del turismo y un mejoramiento de la estabilidad monetaria interna.
 |
| El gobernante habló por primera vez públicamente de la excarcelación de opositores: Fue un acto de "generosidad", sostuvo. (Foto: EFE) |
Las excarcelaciones fueron una muestra de "generosidad"
En su discurso ante el plenario, Castro se refirió también, por primera vez en forma pública, al proceso de excarcelación de presos políticos condenados en 2003, y liberados tras el diálogo abierto con la Iglesia Católica y apoyado por España.
Calificando a los beneficiaros como "reclusos contrarrevolucionarios", el jefe de Estado dijo que esas liberaciones fueron una "decisión soberana" y de acuerdo con las leyes cubanas. Aseguró que "ninguno de estos ciudadanos fue condenado por sus ideas, como tratan de hacer ver las brutales campañas de descrédito contra Cuba", sino porque actuaron al servicio de Estados Unidos y de su política de "bloqueo y subversión" radicalizada, a su juicio, en aquellos momentos de 2003 por el ex presidente George W. Bush.
Castro enmarcó las excarcelaciones en la "generosidad" y "fortaleza" de la Revolución cubana, pero también endureció el tono para hacer una advertencia: "no habrá impunidad para los enemigos de la patria y para quienes intenten poner en peligro nuestra independencia".
Tampoco faltaron las críticas a Estados Unidos: aunque reconoció que ahora hay "menos retórica" y se celebran ocasionales conversaciones bilaterales para tratar asuntos "limitados", "en esencia, nada ha cambiado" entre ambos países.
