Jorge Drexler revivió su romance con Chile en el Caupolicán
En dos horas y media de actuación, el músico uruguayo brindó una impecable presentación, marcada por un sonido muy íntimo y por la innegable complicidad con su devota audiencia.
En dos horas y media de actuación, el músico uruguayo brindó una impecable presentación, marcada por un sonido muy íntimo y por la innegable complicidad con su devota audiencia.
Por María José Carreño V.
En la escena musical actual hay pocos artistas que logren una conexión íntima con su público más allá de la euforia del sonido en vivo, y la presentación de Jorge Drexler en el Teatro Caupolicán dio cuenta una vez más de la relación personal entre el cantautor y sus fans, que marcó el sentir del show acústico del uruguayo.
En el marco de la gira de su más reciente disco, "Cara B", Drexler se presentó ante unas 3.500 personas que se rindieron rápidamente ante el íntimo y casi minimalista carácter del concierto, basado sólo en juegos de luces, un par de guitarras, una gama de ruidos urbanos como base sonora y en la cálida y emocional voz del cantante, quien llenó completamente el escenario dándole aún más fuerza a las letras de sus temas.
En dos horas y 30 minutos de espectáculo se sucedieron canciones antiguas y otras de más reciente registro, como "Todo se transforma", "La vida es más compleja de lo que parece", "Deseo", "Disneylandia",-que incluyó un guiño a Violeta Parra-, "Soledad" y "La edad del cielo", interpretada a trío con el brasileño Paulinho Moshka y el chileno Nano Stern, encargados de abrir su presentación.
Las muestras de amor entre el músico y sus fanáticos se sucedieron durante todo el espectáculo, en un diálogo constante y divertido, irónico a veces, pero igualmente cautivante, con Drexler saliéndose incluso de su repertorio programado para interpretar los temas que más acomodaban a su sentir y al de la audiencia, causando lágrimas en varios de sus seguidores que desgarraron sus gargantas pidiendo temas.
El genuino afecto de Drexler por el público chileno le dio al concierto un ambiente más de sala de ensayo que de anfiteatro, con una audiencia completamente cautivada, respetuosa e involucrada en el sentimiento del show, y cuya euforia que obligó al uruguayo a aparecer tres veces en el escenario para calmar las ansias de sus fans, la última cuando ya las luces se habían encendido y no quedaba más por cantar.
Así concluyó Drexler su presentación en el país, en un espectáculo que demostró con creces que lo acústico y sencillo es tan efectivo como un gran concierto de rock para provocar delirio y emoción.(Cooperativa.cl)