Con dos horas de retraso y sin Maite Perroni se presentó el grupo mexicano.
Unas 7.500 personas, principalmente niños y adolescentes, llegaron hasta el ex Arena Santiago.
Con ciento veintisiete minutos de retraso y sin Maite Perroni -quien se quedó en México grabando una teleserie-, el grupo RBD se despidió de sus fans chilenos en el llamado "Tour del Adiós", que logró congregar a 7.500 fanáticos en el ex Arena Santiago.
La última presentación de Anahí, Alfonso Herrera, Christopher Uckermann, Dulce María y Christian Chávez en Chile dejó en claro las prioridades del grupo: retrasados por el envío de carga técnica desde Perú, se optó por mantener las entrevistas y reuniones con fans ya pactadas y postergar el inicio del show, previsto para las 18:30 horas.
La molestia de los padres y la confusión de los más chicos se disipó recién a las 20:37 horas con los primeros acordes de "Cariño mío", acompañados de un bombardeo de primeros planos desde dos pantallas gigantes.
Ya con el "monstruo" infantil del Arena rendido, Anahí coronó el arranque de show con promesas de amor eterno al público chileno, logrando un griterío descomunal.
Pero salvo dos canciones extra en el estudiado tracklist de la banda -que alargaron la presentación a cerca de dos horas- no hubo sorpresas en un show pensado para alimentar esa idolatría: sonaron "Inalcanzable", "Solo quédate en silencio" y la coreadísima "Y soy rebelde".
El concepto es reinventarse y en RBD lo tienen claro: antes del show, se presentaron cuatro spots promocionando el turismo en México, dos mensajes de Anahí contra la bulimia y una película con Alfonso Herrera. Y los chillidos fueron tan altos como cuando los ídolos salieron a cantar.
