Tópicos: Cultura

"Daredevil: el hombre sin miedo"; riqueza en taquilla, miseria en la pantalla

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Autor: Cooperativa.cl

Este jueves se estrena en Chile el último éxito comercial de Hollywood, “Daredevil: el hombre sin miedo”, filme basado en el cómic homónimo presentado por Marvel en el año 1964. La creación de Stan Lee y Bill Everett hace su debut en un filme que entretiene en forma irregular y que denota las falencias de un director ajeno al género, Mark Steven Johnson, cuya filmografía se remite casi exclusivamente a las comedias “Dos viejos gruñones” y su secuela.

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El protagonista de la historia, Matt Murdock, sufrió durante su niñez la pérdida de su padre en manos de una mafia y de su vista, producto de un accidente con un peligroso químico. Sin embargo, el destino le tendría preparado algo peor, ser interpretado en su adultez por un insípido y casi momificado Ben Affleck. De día, Murdock es un abogado ciego que ayuda de forma casi gratuita al prójimo y de noche es Daredevil, un superhéroe forrado en cuero rojo más severo que otros series similares que rondan la gran pantalla. Su lucha por la justicia es colocada en jaque tras conocer y enamorarse a Elektra (Jennifer Garner), cuya familia es perseguida por el principal malhechor de la ciudad, Kingpin (Michael Clarke Duncan), el que a su vez contrata a un certero asesino a sueldo, Bulleyes (Colin Farrel), para acabar con sus vidas. Este último personaje, aunque plano como una estampilla, es el que resulta más llamativo de todo el filme, aún más que el desabrido protagonista. Esto pese a que no conocemos su historia y a que sus actos apenas tienen fundamento en la historia. El porqué de la llegada de Daredevil al cine tiene su respuesta en el éxito de taquilla de otras películas recientes basadas en personajes extraídos del cómic, como “X-Men” (2000), “El hombre araña” (2002) o “Blade II” (2002). Este escenario parece no tener intenciones de desaparecer, al menos mientras los viejos héroes humanos de Stallone y Schwarzennegger continúen de capa caída. No obstante, la fórmula siempre se agota y “Daredevil” es una prueba de ello. Aquí los efctos especiales no impactan, las coreografías de lucha parecen ya vistas, las actuaciones son olvidables y la historia resulta simplemente indigente de tanta pobreza.

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