Los Oscar no tuvieron sorpresas: la nueva reina de Hollywood fue elegida Mejor Actriz y Russell Crowe, Mejor Actor por su papel del sanguinario luchador romano en la que fue calificadoa como Mejor Película del Año. Los filmes Traffic y El Tigre y El Dragón empataron con cuatro trofeos cada uno.
Julia Roberts no podía parar de reír. Con esa sonrisa que todos aman, que le hace ganar 20 millones dólares por película y que anoche la coronó como la nueva reina de Hollywood con su poco sorpresivo Oscar a la Mejor Actriz, por su papel en Erin Brockovich. Allí aparece con escotes pronunciados como esta madre soltera sin estudios, pero que, pese a todo, tiene la tenacidad suficiente como para trabajar en un bufete de abogados desde el que descubre un caso de envenenamiento en el agua por parte de una compañía eléctrica. Los pronósticos no fallaron. Julia había acaparado casi todos los premios de la crítica estadounidense y gran parte de las primeras bromas del canosos presentador Steve Martin se dirigieron a la Mujer Bonita. Ella estaba elegantísima, en una pollera a la antigua del italiano Valentino, carísimo diseñador y famoso desde que hizo el traje de novia con el que Jackie Kennedy se casó con Aristóteles Onassis. "No lo entiendo, pero desde que Julia (Roberts) tiene identificador telefónico, no responde mis llamadas", aseguró Martin mientras la actriz, quien había declarado que su desayuno consistió en "ocho toneladas de tocino", se reía a carcajadas, acompañada por su novio Benjamin Bratt.
