Columna de Pato Muñoz: Pizzi y la hora de la verdad

Con la llegada de Arturo Vidal en las últimas horas, la selección chilena está virtualmente completa. Sólo resta Claudio Bravo, cuyo arribo sigue rodeado de un halo de misterio. Nadie parece saber cuándo se integrará. Se especula con que llegará directamente a San Francisco para el partido del debut ante Argentina, pero nadie quiere asegurarlo.

Lo de Vidal es bueno porque viene a aportarle a la selección una cuota de agresividad importante y una variante para la escasa propuesta ofensiva del equipo de Pizzi.

Mientras Díaz entrenó el lunes con normalidad, Isla vio la práctica desde un costado de la cancha del Qualcomm Stadium donde se jugará este miércoles el apronte ante México. Lo del Huaso es preocupante, ya que también están en duda Beausejour y Mena, lo que deja a la Roja sin especialistas por las bandas.

Mientras el DT decide a quiénes arriesgar y con qué dibujo encarar el ensayo general ante el "Tri", le planteo al lector un simple ejercicio: recite una formación B de Chile, sin nombrar a ningún titular e imagínelo como un equipo competitivo. Todos sabemos que no es posible. Y debería inquietarnos. Es más, debería ser prioritario para este cuerpo técnico, que ya sabe de sobra cómo disponer a Bravo, Isla, Medel, Jara, Beausejour, Díaz, Aránguiz, Vidal y Sánchez. ¿Y los demás? ¿Quiénes vienen para acompañarlos, para reemplazarlos el día que no puedan jugar? Ya sé que los jugadores no nacen en la probeta de un laboratorio, pero también sé que un buen DT hace crecer y saca lo mejor de sus jugadores.

En la antesala del debut en esta Copa Centenario, la hora de la verdad para Juan Antonio Pizzi ha llegado. Sin querer ser pájaro de mal agüero, ya tiene una contra: la vara está muy alta, o sea que necesita ganar y jugar bien, además de ir logrando el recambio. El técnico tiene la palabra.