Con su acostumbrada excelencia musical y apariciones de Alvaro Henríquez y el uruguayo Rubén Rada en el show, el rosarino demostró que su vigencia permanece intacta.
Pese a que algunos podrán alegar cierta asiduidad de Fito Páez en la Quinta Vergara, lo cierto es que el rosarino no desentona en el máximo escenario del país, tal como quedó probado con creces en el show que cerró la larga cuarta noche de Viña 2007.
Como en el fútbol, Páez golpeó en los momentos precisos, con sus mejores éxitos -que son muchos- al principio y al final de la presentación, con un "monstruo" encantado en los melodiosos acordes de hits como "El amor después del amor" y "11 y 6".
Después de una energética entrega de "Circo beat", el argentino le devolvió la mano a Alvaro Henríquez y lo subió al escenario en "Ciudad de pobres corazones", al igual que el uruguayo Rubén Rada, jurado de la Competencia Folclórica, quien apareció en "A rodar mi vida".
Con el público en el bolsillo, las Antorchas de Plata, de Oro, y aún la Gaviota de Plata se hicieron predecibles ante el impecable show del trasandino, que cerró con el primer single de su último disco, "Eso que llevas ahí", con la transmisión televisiva ya fuera del aire, pero no así en Radio Cooperativa.
Así, y junto a un par de acordes de "Y dale alegría a mi corazón", el rosarino agradeció largamente y se llevó una Gaviota más para su colección, prueba testimonial de una historia de amor correspondido. (Cooperativa.cl)
