El intérprete de "Y nos dieron las diez" inició la noche del martes la serie de conciertos programados en Argentina como parte de su gira "Ultramarina", que también estipula dos fechas en Chile.
Joaquín Sabina revalidó la noche del martes su romance con el público de la capital argentina, puerto al que vino a "naufragar" con un concierto intimista y acústico.
En su reencuentro con los escenarios de Buenos Aires tras cuatro años de ausencia, el cantautor español pisó las tablas del Teatro Gran Rex, valija en mano y anunciado por las sirenas de un buque, en consonancia con los aires de "Ultramarina", la gira que inició en noviembre pasado para presentar su último disco, "Alivio de luto".
"Como hemos estado cuatro años sin fuerzas y ganas para estar arriba de los escenarios, hemos venido en este barquito diseñado especialmente para naufragar en Buenos Aires para un concierto íntimo, acústico y con poquito rock and roll, para retomar las cosas donde las dejamos", explicó a su público, que no dejaba de vitorearlo.
En medio de lo que simulaba ser un bodegón portuario, el artista que se presentó por espacio de dos horas, tiempo en el que logró gran complicidad con el público local, que acompañaron cantando sin cesar y de pie temas como "Amo el amor de los marineros" y clásicos como "Ahora", "Calle melancolía", "Con la frente marchita" y "Una canción para la Magdalena", entre otros temas.
"Ya comprenderán ahora porqué llevo siempre sombrero: es para quitármelo si hay una buena ocasión como ésta", dijo el cantante de 57 años en medio de su recital.
Fiel a su estilo, el andaluz hizo notar la paradoja de que aquí lo llaman "gallego" y en Madrid, "el flaco argentino".
Por eso, además de cantar cada uno de los temas que nombran a Buenos Aires, recitó versos, confesó su predilección por los tangos de Enrique Santos Discépolo y Homero Manzi y las voces roncas como la suya, del "Polaco" Goyeneche y Adriana Varela, y se animó a una versión muy particular del que, dijo, es su tango preferido: "Mano a mano".
De buen humor, también contó un "chiste de argentinos" sobre la guerra de las Malvinas con el que, aseguró, se luce entre su barra de Madrid: "¡Che, es la primera guerra de la que participamos y ya salimos subcampeones!".
Sabina agradeció a sus músicos por la fidelidad, entre ellos a Pancho Varona y Ola Román, quienes se animaron a cantar en solitario, con buena acogida del público.
"Son la banda del Titanic, porque siguen tocando mientras me hundo", ironizó el cantautor.
Quien se definiera en el pasado como un "jubilado" de las giras en vivo después de la enfermedad que mermó sus cuerdas vocales, prometió volver otro año para "dar muchos saltos y mover un poco la cola con algo de rock and roll".
Sin embargo, aseguró que en las siete presentaciones que en esta gira le quedan por delante en Buenos Aires tocará "como si fuera la última noche".
La "fiebre" por Sabina ya se había hecho sentir el mes pasado, cuando en apenas un par de horas se agotaron los boleros para sus recitales en Argentina, que se completan con presentaciones en Mar del Plata, Rosario y Córdoba.
Miles de seguidores incluso durmieron una noche entera a las puertas de los teatros para asegurarse un boleto. "Siempre nos gustaron las colas de argentinas. Pero esta vez nos han encantado las colas que han hecho los argentinos para venir a vernos. Quiero dedicarle este concierto a los que no han conseguido entradas. Algo haremos al respecto", señaló el español que actuará el próximo 6 y 7 de abril en el Teatro Caupolicán, de Santiago, ciudad en la que no se presenta desde 1998. (EFE)
