Motörhead y Judas Priest: clase de vigencia y calidad

Una clase de rock, metal y calidad entregaron la noche del martes Motörhead y Judas Priest en la presentación conjunta de ambas bandas inglesas en el Movistar Arena.

Con más de dos décadas de trayectoria a cuestas, la banda chilena Inquisición fue la encargada de abrir la velada pocos minutos antes de las 7.00 de la tarde. En un show de media hora, no desentonaron y fueron aplaudidos por el aceptable marco de público que había llegado hasta ese momento. 

Con británica puntualidad y tal como lo indicaba el programa, a las ocho de la noche salió al escenario la banda liderada por la leyenda del rock, Lemmy Kilmister. "We are Motörhead and we play rock & roll", anunció de entrada.

"Shoot you in the back", de su popular álbum "Ace of Spades", fue la encargada de abrir los fuegos. Literalmente. Porque la hinchada de la banda, cual estadio, encendió no una, sino que varias bengalas durante la presentación de los ingleses para dar más colorido al show.

Con una sobria puesta en escena y alejados de la parafernalia, Mötorhead se enfocó en la música, la cual destaca por su crudeza, su potencia exaltada en altos decibeles y su actitud. En ese registro, la banda no sorprende, pero cumple. Y así lo hizo sentir el público, que coreó continuamente el nombre de la agrupación y el de Lemmy, su líder.

En poco más de una hora y con el constante empuje del baterista Mikkey Dee a la gente para que alentara aún más, la banda se paseó por sus clásicos: "Stay Clean", "Metropolis" o "Going to Brazil" y por parte de su último disco, "Aftershock", de 2013.

"Ustedes son el maldito mejor público del mundo y yo no digo eso por cortesía", llegó a decir Lemmy frente a la fervorosa respuesta de la audiencia. Tras extendidos solos de guitarra y batería el show finalizó con dos imprescindibles. No de Mötorhead, sino del heavy metal: "Ace of Spades" y "Overkill", en una versión que se extendió por casi 10 minutos, provocando el delirio de los fanáticos.

En poco más de una hora y media de show, Judas Priest volvió a demostrar por qué es considerada una de las bandas más relevantes e influyentes en la historia del género, y su líder, Rob Halford, está en el olimpo de las voces del metal.

Como si la edad no pasara por él, Halford se dio el lujo de interpretar en gran nivel clásicos donde su voz se ve fuertemente exigida como "Victim of Changes" o "Beyond the Realms of Death", saliendo más que airoso.

Pese a haber anunciado su intención de retirarse hace solo un par de años atrás, Judas Priest está más vigente que nunca y así lo demostró el buen nivel de "Redeemer of souls", "Dragonaut" o "Halls of Valhalla", canciones de su último registro y la razón por la cual volvieron a Chile.

Tras la incombustible "Breaking the Law" siguió un momento tradicional en los shows de la banda, la icónica postal de Halford entrando al escenario montado en una Harley Davidson, para seguir con el clásico motoquero "Hell Bent for Leather".

Ahí vino la primera salida del escenario. Y la vuelta fue explosiva: "Electric Eye", "You've Got Another Thing Comin" y la brutalidad de "Painkiller", remecieron al publico que volvió a encender bengalas y formó el "mosh pit" más grande de la noche. Cuando la gente pensaba que era el final y muchos emprendían la partida, la banda regaló la fiestera "Living After Midnight", pasadas las 11 y media de la noche.

Así, se cerró una jornada memorable y que deja en claro por qué, pese a superar las seis décadas en el carné y bordear ambos grupos los cuarenta años en escena, aún siguen vigentes y con mucho para entregar.