Niña de 10 años acusó a su hermano de obligarla al atentado.
Las principales facciones talibanes ya han entregado sus armas, pero aún quedan grupos disidentes.
Una niña de 10 años se entregó a la policía confesando que su hermano le ordenó llevar a cabo un ataque suicida en un puesto de control en la zona de Khanishin, en el sur de Afganistán.
La niña, llamada Spogmai, acudió a la policía por el temor de las represalias de su familia por no haber realizado el atentado. En una rueda de prensa, la menor señaló que su hermano, comandante talibán, le colocó un chaleco cargado de explosivos, pero que ella comenzó a "llorar y gritar" causando que su hermano huyera del lugar.
Spogmai aseguró que su hermano secuestró y asesinó a un soldado afgano en su hogar, con el apoyo de su familia.
A pesar que los talibanes constantemente niegan el uso de niños en atentados, en marzo de 2013 dos niños fallecieron y otros seis resultaron heridos en una zona cercana al lugar donde fue detenida Spogmai, mientras se encontraban en un entrenamiento de manejo y fabricación de explosivos. En 2011, en cuatro atentados en diversos lugares de Pakistán y Afganistán, los encargados de llevar los explosivos eran menores de edad.
